Pancartas
Dentro del mester de la progresía andaluza habría que incluir a esos sindicatos verticales que viven del maná de Manolo, o sea, de las generosas derramas que fluyen de los acuerdos de concertación que se firman para garantizarle a Chaves eso tan ‘franquistoide’ de la paz social, vulgo balsa de aceite. Los sindicalistas del régimen han hecho piña con el aparato de la Junta para oponerse a esa manifestación. En un alarde de demagogia decimonónica el sindicalista Carbonero, de Comisiones Obreras por aquello de la comisión que cobran -junto a UGT y la CEA- de los acuerdos concertados, dice que la culpa de los despidos es del PP. Ni el rancio Sindicato de Actividades Diversas lo hacía mejor durante el franquismo.
La calle es de todos o no es calle ni es nada. La calle es, como el plató del programa “Tengo una pregunta para usted”, un territorio propicio a la demagogia, a la consigna pareada, a la pancarta y a la pegatina, al megáfono que vocifera y no razona. Uno está muy desengañado de la calle. Con la edad se prefieren esos libros que jamás escriben nuestros políticos. En esto de la escritura y la reflexión, Churchill y Chaves sólo tienen en común la primera letra del apellido. El mismo Chaves que se ponía al frente de las manifas contra Aznar niega la utilidad de las que ahora se organizan contra su gestión. Y viceversa. Los peperos que llamaban pancartero a ZP van salir ahora con las mismas pancartas para recorrer las mismas calles con el mismo fin, que no es otro que desgastar al Gobierno andaluz.
Así es la democracia que tanto molesta al mester de progresía que se ha encaramado a todos los resortes del poder y que mira con malos ojos estas muestras de pluralismo. Si no quieren que la derecha y los obispos salgan a la calle, ¿qué pretenden entonces? ¿Acaso quieren que vuelvan a los cenáculos donde los poderes fácticos de antaño tomaban las decisiones o conspiraban contra el poder legítimamente constituido? En este punto hay que airear lo evidente. Buena parte de esta progresía viene de la extrema izquierda, y ya se sabe que en los países comunistas nunca se ha organizado una manifestación contra el poder. Jamás. Con eso ya vamos entendiendo algunas cosas.
La derecha del PP y la izquierda que aún se reúne bajo las siglas de IU saldrán a la calle con la misma legitimidad que salía Chaves para protestar por aquel Tireless que tanto juego le dio. Así pues, que no se moleste el bueno de Manolo cuando oiga corear los ripioso contra su gestión. Que aguante su vela con el palo que van a darle en plan metafórico, claro está. El mismo palo que recibió cuando una sentencia judicial demostró que el espionaje del presidente de la Caja San Fernando no fue un montaje periodístico. Y que tome nota de Juan de Mairena y de los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa, o sea, de lo que pasa en la calle… aunque lo que pase sea una manifestación del PP.