Falange andaluza
Todo el mundo tiene derecho a cambiar. Lo ha dicho Chaves para escabullirse del apretón en que lo ha puesto su partido en Córdoba. Todo el mundo tiene derecho a cambiar. ¿A qué viene esa obviedad? El PSOE cordobés ha fichado a un reconocido falangista para elaborar su programa económico. Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y hay que hacer lo que sea para que el programa resulte atractivo: que se lo pregunten a López Aguilar, el candidato que pretende gobernar Canarias con el programa de Ciudadanos de Cataluña.
¿Un falangista en el PSOE? El guasón sacará su ingenio más ácido: pues sí que es raro que haya un falangista... solamente. Se pasaron a cientos cuando el carro del vencedor dejó en la estacada a la UCD. Durante la guerra civil hicieron lo propio cuando se unieron al bando franquista. Quedaron los que se denominan a sí mismos auténticos, como el camisa vieja cordobés que se resiste al cambio. Por mucho que diga Chaves este profesor de Economía no ha cambiado. Le pasa lo mismo que le ocurrió a Fernández Ordóñez: quien se ha movido no ha sido él, sino el suelo.
El falangismo del PSOE no se queda en este detalle. Canal Sur es el heredero de aquel Nodo que servía para distribuir la propaganda del régimen. La imagen de Zarrías junto a Rafael Camacho es digna de un noticiero documental al estilo más rancio que imaginarse pueda. Antes las artistas llamaban al palacio de El Pardo para que Televisión Española las tratara bien. Ahora descuelgan el teléfono, en plan Pantoja, y se quejan al virrey Gaspar.
Por mucho que pregonen desde el argumentario del partido que los candidatos deben vestirse de marrón, de gris o de negro, bajo la chaqueta de más de uno aflora el cangrejo que llevan bordado en la vieja camisa azul. Los modos y maneras los delatan. Esos tics autoritarios y totalitarios nos retrotraen a otros tiempos felizmente pasados. ¿O no es totalitario el afán por negarle la legitimidad al adversario político, considerado como enemigo a todos los efectos? “Son enemigos de Andalucía”. Premian a los buenos hasta convertirlos en intelectuales del régimen y castigan a los malos andaluces internándolos en los campos del ostracismo.
El falangista cordobés tiene, de todas formas, casi todo el trabajo hecho. La realidad económica andaluza es un calco del añejo sindicato vertical. Gracias a los acuerdos de concertación se ha establecido la pax chavesiana, esa paz social que no se daba ni en los tiempos el invicto caudillo. Todos a una, como en Fuenteovejuna, pero cambiando la honra por la subvención. Sindicalistas y empresarios se llevan tan bien con el poder político que llegan a confundirse. Había que verlos en la Feria de Sevilla, preludio festivo de un Primero de Mayo descafeinado hasta los extremos del extinto sindicalismo vertical.
Las recetas falangistas ya se han aplicado en Andalucía con el resultado que salta a la vista. Estamos a la cola pero el poder sigue en las mismas manos. Los sociatas se han vuelto ultraconservadores con el paso del tiempo. No quieren que se mueva una hoja sin su consentimiento. Pretenden planificarlo todo para que la sociedad se amolde a sus intereses: falangismo puro. Vivimos en democracia, y eso no puede discutirlo nadie. Pero los que ostentan el poder se sienten demasiado incómodos ante cualquier atisbo de crítica, y eso ya no está bien en un sistema de libertades. Se ha sustituido la información por la propaganda hasta unos extremos delirantes. El régimen lo copa todo. Así no es extraño que el PSOE cordobés cuente con el asesoramiento de un falangista con carné... de la Falange, se entiende. Con el carné del puño y la rosa hay más de uno y más de dos que en cuanto llega el verano levantan el brazo para cantar, cara al PSOE, con la camisa nueva que pagaron con la VISA oro ayer.
pacorobles63@gmail.com
¿Un falangista en el PSOE? El guasón sacará su ingenio más ácido: pues sí que es raro que haya un falangista... solamente. Se pasaron a cientos cuando el carro del vencedor dejó en la estacada a la UCD. Durante la guerra civil hicieron lo propio cuando se unieron al bando franquista. Quedaron los que se denominan a sí mismos auténticos, como el camisa vieja cordobés que se resiste al cambio. Por mucho que diga Chaves este profesor de Economía no ha cambiado. Le pasa lo mismo que le ocurrió a Fernández Ordóñez: quien se ha movido no ha sido él, sino el suelo.
El falangismo del PSOE no se queda en este detalle. Canal Sur es el heredero de aquel Nodo que servía para distribuir la propaganda del régimen. La imagen de Zarrías junto a Rafael Camacho es digna de un noticiero documental al estilo más rancio que imaginarse pueda. Antes las artistas llamaban al palacio de El Pardo para que Televisión Española las tratara bien. Ahora descuelgan el teléfono, en plan Pantoja, y se quejan al virrey Gaspar.
Por mucho que pregonen desde el argumentario del partido que los candidatos deben vestirse de marrón, de gris o de negro, bajo la chaqueta de más de uno aflora el cangrejo que llevan bordado en la vieja camisa azul. Los modos y maneras los delatan. Esos tics autoritarios y totalitarios nos retrotraen a otros tiempos felizmente pasados. ¿O no es totalitario el afán por negarle la legitimidad al adversario político, considerado como enemigo a todos los efectos? “Son enemigos de Andalucía”. Premian a los buenos hasta convertirlos en intelectuales del régimen y castigan a los malos andaluces internándolos en los campos del ostracismo.
El falangista cordobés tiene, de todas formas, casi todo el trabajo hecho. La realidad económica andaluza es un calco del añejo sindicato vertical. Gracias a los acuerdos de concertación se ha establecido la pax chavesiana, esa paz social que no se daba ni en los tiempos el invicto caudillo. Todos a una, como en Fuenteovejuna, pero cambiando la honra por la subvención. Sindicalistas y empresarios se llevan tan bien con el poder político que llegan a confundirse. Había que verlos en la Feria de Sevilla, preludio festivo de un Primero de Mayo descafeinado hasta los extremos del extinto sindicalismo vertical.
Las recetas falangistas ya se han aplicado en Andalucía con el resultado que salta a la vista. Estamos a la cola pero el poder sigue en las mismas manos. Los sociatas se han vuelto ultraconservadores con el paso del tiempo. No quieren que se mueva una hoja sin su consentimiento. Pretenden planificarlo todo para que la sociedad se amolde a sus intereses: falangismo puro. Vivimos en democracia, y eso no puede discutirlo nadie. Pero los que ostentan el poder se sienten demasiado incómodos ante cualquier atisbo de crítica, y eso ya no está bien en un sistema de libertades. Se ha sustituido la información por la propaganda hasta unos extremos delirantes. El régimen lo copa todo. Así no es extraño que el PSOE cordobés cuente con el asesoramiento de un falangista con carné... de la Falange, se entiende. Con el carné del puño y la rosa hay más de uno y más de dos que en cuanto llega el verano levantan el brazo para cantar, cara al PSOE, con la camisa nueva que pagaron con la VISA oro ayer.
pacorobles63@gmail.com
2 Comments:
yo no me he recuperado al saber que el candidato a la presidencia de Extremadura (Fernández-Vara) estaba afiliado al PP hasta que entró en el gobierno de Ibarra... ¿Qué esperar?
Sr. Robles, como siga usted así le veo alquilando una barquita de remos para navegar más allá de las 12 millas y poder seguir con su blog. Cualquier día la SGAE le echa el candado por reaccionario violador de los derechos de autor.
Un tonto de capitote.
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