Los tramposos y las tramposas

No tienen remedio. Hacer trampas no es una mera estrategia para mantenerse en el poder: forma parte de su condición política. Manejan como nadie el embuste revestido de eslogan, el apaño y el amaño, la vuelta de tuerca con que aflojan los tornillos de la ley. He aquí el problema: las normas no van con ellos. Son los protagonistas de esta comedia bufa que podría ser la segunda parte de la obra maestra de Mariano Ozores: “Los tramposos y las tramposas”. Dicho sea con la corrección de género estatutariamente correcta.

Los tramposos y las tramposas utilizan los dineros públicos para hacer campaña por el sí en el plebiscito que se ha montado Chaves para darse el gusto de añadir otra victoria más a su palmarés. “Andaluz, éste no es tu referéndum: es mi plebiscito”. Lo anda pregonando Donmanuel por las esquinas mitineras de la propaganda. Inciso pringoso: ¿por qué no aparece Chaves por Algeciras ahora que ya tiene su ración de chapapote? Si fue a la Plaza de Arriba para protestar por el Tireless, ¿por qué no hace lo propio para denunciar la desidia que supone dejar un barco fondeado a escasos metros de un parque natural?

A la Junta le enseñaron la tarjeta roja a cuenta del eslogan que costó tres millones de euros. El “Muy nuestro” se fue a la papelera y Zinedine Zarrías, revestido del mago Merlín, consiguió que durante un fin de semana se dedicaran a buscar otro reclamo propagandístico unos cuantos andaluces que no cobraron nada por ello. ¿Dónde está entonces el timo de la estampita, del cartelito y de la vallita publicitaria? ¿Cómo es posible que la agencia catalana Bassat se haya llevado la tela del telón por un eslogan ilegal, y que los funcionarios de la Junta se hayan quedado sin fin de semana para crear uno nuevo? A todo esto: ¿quiénes son los autores materiales del nuevo eslogan? ¿Los funcionarios, los asesores, los cabezas de huevo del partido? Demasiada confusión para los que piensan que se deben respetar los conductos reglamentarios, los trámites y las normas. Caldo de cultivo ideal para los tramposos y las tramposas que estás acostumbrados y acostumbradas a saltarse las reglas del juego.

Los virtuosos de la trampa han enseñado otra vez la patita. Se han buscado un lema que anuncian como neutro cuando en realidad es tan tendencioso como el anterior. Hagamos uso de esa memoria histórica que los hijos del Movimiento Nacional se empeñan en manipular para matar los demonios familiares que les corroen las entrañas: nadie tiene la culpa de que los sociatas del régimen vivieran su infancia y su juventud en el confort de unas familias que formaron parte del más rancio franquismo. La memoria nos lleva hasta el referéndum de la OTAN. En aquella ocasión, el PSOE de González pidió el sí con un eslogan de dos palabras: “Por España”. Ahora, la Junta pretende hacer lo propio con una frase similar: “Para Andalucía”. Que venga un estudioso de las preposiciones y nos demuestre que el segundo reclamo no tiene nada que ver con el primero.

A estos tramposos se les coge antes de que echen a correr. Son burdos hasta los límites del cutrerío. Por mucho que chille Evangelina Naranjo no va a tener razón. El problema no reside en la bondad de la llamada a la participación. El problema está más allá: hay que cumplir la Ley. Pero esto les resbala a los que piensan, como Otegi, que un asesino debe cumplir condena en su casa. Y es que los próceres regionales no llega al refinamiento del Derecho Romano. Cuando escuchan la máxima latina “Dura lex, sed lex” piensan que el romano cuestión está pidiendo un vaso de agua porque está fritito.