29 de mayo de 2011
Cuando despertaste, el teleférico ya estaba ahí. Al otro lado del cristal de la ventana, con sus relucientes cabinas casi al alcance de la mano. Hoy no lo usarás para subir al Aljarafe como haces casi todos los domingos. ¡Cómo ha cambiado el Aljarafe en estos cuatro años! Si te hubieras ido de Sevilla durante este tiempo te resultaría imposible reconocerlo. Una línea de cercanías potente y eficaz ha terminado con los atascos que colapsaron la entrada de Sevilla hasta 2007. Y el teleférico te ofrece la oportunidad de contemplar una Tablada más verde que nunca, con su camping de lujo, con su parque botánico, con el arboreto más grande del mundo, con los paseos por donde transita una ciudadanía satisfecha y feliz.
Hoy no subirás al Aljarafe porque es el día de las elecciones municipales, 29 de mayo de 2011. La ciudad está sosegada y en calma, como te recuerda el policía de proximidad cuando te saluda nada más salir de casa. Cruzas el carril bici con cuidado para no molestar a los cientos de ciclistas que lo llenan a esta hora de la mañana. Entonces te asalta la duda que te obsesiona desde hace un año. ¿Qué medio de transporte vas a escoger para ir al centro?
Quieres darte un paseo por la ciudad histórica antes de votar y no sabes si te apetece más coger el tranvía silencioso y sin catenarias que te dejará en la Campana, el bus fluvial que te deja en la Torre del Oro tras disfrutar de un paseo por el río a bordo de un catamarán de diseño, o tomar la línea 2 de metro en la estación Blas Ballesteros: le han puesto una calle después de la Champions que consiguió el Betis en 2010 bajo su presidencia. Eliges el metro para no tener que sacar el coche del aparcamiento que te han construido justo debajo de tu bloque de pisos. Cuando llueve y quieres dar un paseo sólo tienes que ir de aparcamiento en aparcamiento para recorrer la ciudad por sus entrañas sin mojarte la cara ni enfangarte los zapatos como antes.
Después de un trasbordo el metro te deja en Champiñon’s Square, el lugar donde se emblematizó la centralidad vanguardista de una ciudad que dejó el rancio nombre de la Encarnación en el baúl del olvido. Te tomas un cortado en el Seta’s Coffee mientras la calle se anima con los artistas callejeros que han convertido Imagine Street en el Covent Garden del sur de Europa. Por la calle Regina aparecen los paseantes que estrenan el nuevo pavimento enmarcado en el proyecto “El pellejo sentimental”, una síntesis ecléctica de granito multicolor que refleja el mestizaje fecundo y pacifista que se dio en la ciudad de las tres culturas.
Tu mujer te llama por teléfono para recordarte que tienes que recoger a los niños antes de comer. El mayor está en la piscina cubierta que presta servicio a la mitad de vecinos del barrio: la otra mitad prefiere acudir al centro cívico que ya abre los domingos con una serie de actividades que convierten el día festivo en algo maravilloso. Como hoy es 29 de mayo, mañana se celebra el Día de la Interculturalidad, festividad que sustituyó al rancio festejo de San Fernando, ese rey genocida que exterminó a los musulmanes que se sentían heridos en su intimidad y que promovieron el cambio de denominación festiva con el éxito que salta a la vista.
Tu hija pequeña asiste a un taller infantil de presupuestos participativos. De camino al colegio electoral te cuenta la última experiencia: para educar a los niños y niñas en los principios de representación política han decidido que el coordinador de la asamblea del barrio disponga de una bici oficial, y que las niñas que forman parte del comité de paridad de género puedan utilizar la Visa Chuches en el quiosco que se construyó gracias al reciclaje de la cubierta de la Copa Davis.
Llevas a los niños a votar para que vayan aprendiendo el valor del sufragio, y les explicas que gracias a las anteriores elecciones municipales de 2007 la ciudad pudo elegir un modelo avanzado que la ha igualado con las grandes urbes de Europa. Ya no hay atascos cuando llueve, y tus hijos disponen de sendas viviendas de protección oficial adjudicadas en el Fondo de Reserva Habitacional: como sobran pisos, se creó el año pasado una lista de adjudicatarios donde se incluyen a los niños y niñas que ya hayan cumplido los diez años de edad.
Tus hijos te miran emocionados. Entre tanto ordenador y entre tanto laboratorio de mecánica cuántica se divisa una vieja urna transparente que acoge en su ámbito democrático las papeletas con los votos que servirán para que la ciudad siga avanzando, con confianza en el futuro, en la construcción de un sueño que se llama Sevilla.
pacorobles63@gmail.com
Hoy no subirás al Aljarafe porque es el día de las elecciones municipales, 29 de mayo de 2011. La ciudad está sosegada y en calma, como te recuerda el policía de proximidad cuando te saluda nada más salir de casa. Cruzas el carril bici con cuidado para no molestar a los cientos de ciclistas que lo llenan a esta hora de la mañana. Entonces te asalta la duda que te obsesiona desde hace un año. ¿Qué medio de transporte vas a escoger para ir al centro?
Quieres darte un paseo por la ciudad histórica antes de votar y no sabes si te apetece más coger el tranvía silencioso y sin catenarias que te dejará en la Campana, el bus fluvial que te deja en la Torre del Oro tras disfrutar de un paseo por el río a bordo de un catamarán de diseño, o tomar la línea 2 de metro en la estación Blas Ballesteros: le han puesto una calle después de la Champions que consiguió el Betis en 2010 bajo su presidencia. Eliges el metro para no tener que sacar el coche del aparcamiento que te han construido justo debajo de tu bloque de pisos. Cuando llueve y quieres dar un paseo sólo tienes que ir de aparcamiento en aparcamiento para recorrer la ciudad por sus entrañas sin mojarte la cara ni enfangarte los zapatos como antes.
Después de un trasbordo el metro te deja en Champiñon’s Square, el lugar donde se emblematizó la centralidad vanguardista de una ciudad que dejó el rancio nombre de la Encarnación en el baúl del olvido. Te tomas un cortado en el Seta’s Coffee mientras la calle se anima con los artistas callejeros que han convertido Imagine Street en el Covent Garden del sur de Europa. Por la calle Regina aparecen los paseantes que estrenan el nuevo pavimento enmarcado en el proyecto “El pellejo sentimental”, una síntesis ecléctica de granito multicolor que refleja el mestizaje fecundo y pacifista que se dio en la ciudad de las tres culturas.
Tu mujer te llama por teléfono para recordarte que tienes que recoger a los niños antes de comer. El mayor está en la piscina cubierta que presta servicio a la mitad de vecinos del barrio: la otra mitad prefiere acudir al centro cívico que ya abre los domingos con una serie de actividades que convierten el día festivo en algo maravilloso. Como hoy es 29 de mayo, mañana se celebra el Día de la Interculturalidad, festividad que sustituyó al rancio festejo de San Fernando, ese rey genocida que exterminó a los musulmanes que se sentían heridos en su intimidad y que promovieron el cambio de denominación festiva con el éxito que salta a la vista.
Tu hija pequeña asiste a un taller infantil de presupuestos participativos. De camino al colegio electoral te cuenta la última experiencia: para educar a los niños y niñas en los principios de representación política han decidido que el coordinador de la asamblea del barrio disponga de una bici oficial, y que las niñas que forman parte del comité de paridad de género puedan utilizar la Visa Chuches en el quiosco que se construyó gracias al reciclaje de la cubierta de la Copa Davis.
Llevas a los niños a votar para que vayan aprendiendo el valor del sufragio, y les explicas que gracias a las anteriores elecciones municipales de 2007 la ciudad pudo elegir un modelo avanzado que la ha igualado con las grandes urbes de Europa. Ya no hay atascos cuando llueve, y tus hijos disponen de sendas viviendas de protección oficial adjudicadas en el Fondo de Reserva Habitacional: como sobran pisos, se creó el año pasado una lista de adjudicatarios donde se incluyen a los niños y niñas que ya hayan cumplido los diez años de edad.
Tus hijos te miran emocionados. Entre tanto ordenador y entre tanto laboratorio de mecánica cuántica se divisa una vieja urna transparente que acoge en su ámbito democrático las papeletas con los votos que servirán para que la ciudad siga avanzando, con confianza en el futuro, en la construcción de un sueño que se llama Sevilla.
pacorobles63@gmail.com
8 Comments:
Ya sólo queda quitarse el sombrero.
Querido Paco,
lo del "laboratorio de mecánica cuántica" me ha llegado al corazón. Pero te has olvidado que en la ciudad estaría ubicado el Centro Internacional de Astrología, presidido por la "bruja" que hace horóscopos en las televisiones locales, y al que vendrían todos los años los astrólogos de todos los paises tercermundistas, en el primer mundo ya han descubierto la farsa, seguros de que sus predicciones les han dicho que habrá langostinos, solomillos y manzanilla sin límite.
¡ Yo también quiero votar!
¿Pero esto va en serio? Si hasta hace cuatro días los derribos eran las construcciones típicas de los barrios más céntricos, el río era un reguero de mierda taponado en Chapina, Tablada un solar amarillo parecido a Irak poblado por soldados azules de aviación en vez de Marines, y el Al-Jarafe estaba en Tánger .... No puede ser la ciudad donde nací y crecí. Saludos.
Creo que el cuento decía algo así " Cuando desperté , el dinosaurio seguía allí". Esa es la sensación que nos invadió a muchos cuando nos despertamos el 28 M.
Y Monteseirín se volvió inteligente y culto, le operaron de apendicitis y del quirófano salió, por su propio pie, un nuevo Trujillo con principios nuevos y desinfectados.
Puestos a pedir.....
Salu2
Espectacular Paco Roble! Me ha recordado a los artículos de Jaime Bayly jejeje
La III Modernización ya se siente más cerca.
Saludos
Estimado maestro:
Solo te queda por decir que todo esto se consiguió sin subir ni un solo impuesto, y que la final de la Champions se la ganó el Betis al Sevilla. Pero antes de que me despierte, ¿a quien teniamos que haber votado ese día para realizar el sueño? ¿?
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