El viaje del PA
El nacionalismo se cura viajando, pero el PA se ha dado un viaje que no tiene cura. Al menos de momento. De tanto ir de aquí para allá, de tanto bandazo errático y de tanto pasteleo con el primer partido que pudiera facilitarles la poltrona y el sillón, o la mesa y el mantel, el andalucismo se ha estrellado contra el muro de las contradicciones: luego vienen los lamentos y el rechinar de dientes, sobre todo de los dientes que no tendrán nada que masticar durante los cuatro años en que se cifra la travesía del desierto municipal.
El andalucismo es un nacionalismo ligth administrado por una trouppe de profesionales de la política a los que hay que agradecer sus modos y maneras. En otros lugares de España apuntan con bala o con el boicot a los que osan criticar las pamplinas nacionalistas. Aquí tenemos la suerte de contar con andalucistas afables que encajan las críticas y que no pierden los papeles en las relaciones personales. En estos momentos de zozobra no se puede hacer leña del árbol caído, y menos del olivo que aparece en el logotipo del PA y que la inmensa mayoría de la gente confunde con una mano abierta.
Se han expuesto mil y una causas para explicar el derrumbe del PA y de los pachequistas del PSA, pero se ha quedado en lo más profundo del tintero la razón que subyace a este desplome. Si el nacionalismo se cura viajando, ¿cómo se fomenta? Muy sencillo: educando, aunque en este caso el verbo debería llevar las tres letras del adverbio mal en el sitio del prefijo. En el País Vasco y en Cataluña no florece el nacionalismo de forma espontánea. Las ikastolas y la inmersión lingüística del catalán como lengua del imperio pujolista han maleducado a una juventud que vota ciegamente a los demagogos que les han lavado el cerebro y les han centrifugado, de camino, las ideas. Aquí no se ha hecho, afortunadamente, nada de eso. Y ahí está la clave.
El personal se decanta de forma natural hacia los postulados progres o carcas, hacia el PP o el PSOE, hacia la libertad o la igualdad. Pero es muy difícil forjar patriotas de regional preferente sin una educación constante y sonante, que la asimetría es bona si la bolsa sona. En este punto tocamos la gran paradoja a la que se enfrenta el nacionalismo andaluz. A nosotros no nos sirven las fórmulas asimétricas, vulgo insolidarias, que proporcionan ingresos extraordinarios a vascos y catalanes. Todo lo contrario. Un Estado fuerte que reparta sus recursos a los más necesitados es lo que nos conviene, y eso casa mal con un nacionalismo que pretenda copiar los modelos existentes.
Ser andalucista pasa, pues, por ser un defensor acérrimo del Estado centralista y jacobino. O viceversa. Esta paradoja es el cortocircuito en el que caen los andalucistas cuando piden más autogobierno. Eso les vendrá bien a madrileños y navarros, pero no a los más pobres de la familia. Si a esto le añadimos el derroche que hicieron los andalucistas cuando tuvieron en sus manos ayuntamientos como el de Sevilla o parcelas de poder en el gabinetillo de Chaves, entonces comprendemos que el resultado de las últimas elecciones ha sido hasta bueno para el PA. Por ese camino podrían haber desaparecido del mapa andaluz.
¿Resistirá el PA la enésima travesía del desierto que le espera? Eso no lo saben ni Rappel ni Chaves, que va ahora de adivino de la debacle del PA cuando ignora la fecha en que se celebrarán las próximas elecciones andaluzas que convoca él. Lo único cierto es que el andalucismo deberá definir el rumbo y ajustar las coordenadas del lugar al que quiere llegar. Deben reformarse por dentro y por fuera hasta dar con la tecla de un partido que defienda los intereses de Andalucía sin menoscabo del sentimiento profundamente español que está asentado entre nosotros. Si no se compran una brújula en condiciones es posible que la travesía del desierto se convierta en un viaje a ninguna parte.
pacorobles63@gmail.com
El andalucismo es un nacionalismo ligth administrado por una trouppe de profesionales de la política a los que hay que agradecer sus modos y maneras. En otros lugares de España apuntan con bala o con el boicot a los que osan criticar las pamplinas nacionalistas. Aquí tenemos la suerte de contar con andalucistas afables que encajan las críticas y que no pierden los papeles en las relaciones personales. En estos momentos de zozobra no se puede hacer leña del árbol caído, y menos del olivo que aparece en el logotipo del PA y que la inmensa mayoría de la gente confunde con una mano abierta.
Se han expuesto mil y una causas para explicar el derrumbe del PA y de los pachequistas del PSA, pero se ha quedado en lo más profundo del tintero la razón que subyace a este desplome. Si el nacionalismo se cura viajando, ¿cómo se fomenta? Muy sencillo: educando, aunque en este caso el verbo debería llevar las tres letras del adverbio mal en el sitio del prefijo. En el País Vasco y en Cataluña no florece el nacionalismo de forma espontánea. Las ikastolas y la inmersión lingüística del catalán como lengua del imperio pujolista han maleducado a una juventud que vota ciegamente a los demagogos que les han lavado el cerebro y les han centrifugado, de camino, las ideas. Aquí no se ha hecho, afortunadamente, nada de eso. Y ahí está la clave.
El personal se decanta de forma natural hacia los postulados progres o carcas, hacia el PP o el PSOE, hacia la libertad o la igualdad. Pero es muy difícil forjar patriotas de regional preferente sin una educación constante y sonante, que la asimetría es bona si la bolsa sona. En este punto tocamos la gran paradoja a la que se enfrenta el nacionalismo andaluz. A nosotros no nos sirven las fórmulas asimétricas, vulgo insolidarias, que proporcionan ingresos extraordinarios a vascos y catalanes. Todo lo contrario. Un Estado fuerte que reparta sus recursos a los más necesitados es lo que nos conviene, y eso casa mal con un nacionalismo que pretenda copiar los modelos existentes.
Ser andalucista pasa, pues, por ser un defensor acérrimo del Estado centralista y jacobino. O viceversa. Esta paradoja es el cortocircuito en el que caen los andalucistas cuando piden más autogobierno. Eso les vendrá bien a madrileños y navarros, pero no a los más pobres de la familia. Si a esto le añadimos el derroche que hicieron los andalucistas cuando tuvieron en sus manos ayuntamientos como el de Sevilla o parcelas de poder en el gabinetillo de Chaves, entonces comprendemos que el resultado de las últimas elecciones ha sido hasta bueno para el PA. Por ese camino podrían haber desaparecido del mapa andaluz.
¿Resistirá el PA la enésima travesía del desierto que le espera? Eso no lo saben ni Rappel ni Chaves, que va ahora de adivino de la debacle del PA cuando ignora la fecha en que se celebrarán las próximas elecciones andaluzas que convoca él. Lo único cierto es que el andalucismo deberá definir el rumbo y ajustar las coordenadas del lugar al que quiere llegar. Deben reformarse por dentro y por fuera hasta dar con la tecla de un partido que defienda los intereses de Andalucía sin menoscabo del sentimiento profundamente español que está asentado entre nosotros. Si no se compran una brújula en condiciones es posible que la travesía del desierto se convierta en un viaje a ninguna parte.
pacorobles63@gmail.com
5 Comments:
En tus penúltimo y antepenúltimo párrafos está la clave. ¿El concepto moderno de nacionalismo político sólo es compatible con las comunidades ricas y es sinónimo de insolidaridad? Sin duda alguna. Yo no soy nacionalista, ni regional ni nacional, pero si un nacionalismo fuerte es síntoma de región rica y desarrollada (menuda paradoja ¿no?), dame pan y llámame tonto.
Salu2
El nacionalismo es lo peor del siglo XIX. Pura basura intelectual y degradación del pensamiento. Yo prefiero el nombre de Patria al de Nación.
La Nación es un nuevo ídolo. Si Bacon denunció los distintos ídolos (idola tribus, idola specus, idola fori, idola theatri), que le sirvieron para depurar los prejuicios imbricados en la mente, procedentes de principios erróneos o de la misma naturaleza del entendimiento, la Nación en manos de los nacionalistas se ha convertido en un nuevo ídolo en el sentido amplio de la palabra.
Además, creo que los pocos que votan (ojito) ya estarán un poco cansados de esta especie de "fulana barata manoseada" que baila y alterna con el primero que le ofrece tabaco o whisky.
Creo que los siguientes son los de las dos vocales. Elecciones tras elecciones son caídas y descensos en picado.
el sentimiento español del que hablas; ese que está en nuestras mentes, ¿se ha instalado allí por arte de magia o han influido las lavadoras de los nacionalistas españoles desde Franco a Felipe González?.
Las imposiciones ideológicas vienen de todos los puntos cardinales de la política impulsadas por políticos, profesionales, grupos de intereses, medios de comunicación, profesors, etc.
Solo la libertad y el acceso libre a todas las opiniones en igualdad de condiciones limita el adoctrinamiento.
Lo que hoy nos parece normal puede no serlo mañana porque ayer tampoco era normal.
Soy andalucista militante desde 1979 y soy militante por la libertad desde que tengo uso de razón; esta militancia es mucho más fuerte que la primera
Creo saber distinguir de entre los que se autodenominan "no nacionalistas" a nacionalistas españoles; estos hablan pestes del nacionalismo cuando se refieren a pueblos y territorios a los que no le dan el mismo estatus que a su nación: ¿homofobia?, ¿pensamiento único?, ¿esclavitud?...
Respeto, primer paso para ser libres.
Pero si la albahaca impide que entren los moscones...
Debemos disponer de una maceta de terracota, donde quedará sembrada la pequeña mata, (procura que la maceta no sea de cerámica) Habrá que regarla personalmente todos los días, y esto es imprescindible. Y pronto comprobaremos que surge una mata airosa e iniesta, capaz de retar a cualquier vegetal, de un fuerte olor a macho que impide que cualquier otro pueda acercarse...
Colóquela en la ventana, que es puerta por donde el corazón de la mujer escapa muy fácilmente, y verá como queda garantizada la seguridad de su poderosa frente, buen hombre.
Ah, y que no sea la niña la que riegue la albahaca..., supongo que entiende el porqué.
Publicar un comentario
<< Home