La fe del carbonero
“Si me votas te mantengo en tu puesto de trabajo y te subo el sueldo”. El conserje escuchó la propuesta de labios del alcalde, que ni corto ni perezoso le propuso un contrato electoral. ¿El contrato social de Rousseau? Eso quedó para el pasado de la Ilustración. La nueva izquierda zapaterista está más cerca del chavismo venezolano o de su versión andaluza. Puro caciquismo de caqui o de oliva, primera presión en frío al conserje del colegio para extraerle el aceite en forma de voto: así se engrasa la maquinaria electoral en Carboneras, provincia de Almería.
Menos mal que Montesquieu no está enterrado del todo. Alfonso Guerra prometió en su día que terminarían con el tercer poder, que en realidad es el segundo: legislativo y ejecutivo son la misma cosa desde que funciona la disciplina de partido como un reloj. O como un almanaque, ya que les recuerda a los políticos de turno que deben otorgar y callar para llegar a fin de mes o a fin de legislatura. Montesquieu regresa de vez en cuando, como un espectro ilustrado, para ilustrarnos sobre la división de poderes, verdadero eje de toda democracia que se precie. El alcalde carbonero se tiznó y fue condenado a seis meses de inhabilitación. Si en vez de corromper el sistema democrático hubiera cortado una mata de manzanilla habría terminado en la cárcel.
Pues ni siquiera eso. Ni inhabilitación ni nada. A la calle. O al ruedo electoral para seguir haciendo de las suyas. El Gobierno de ZP lo ha indultado para que pueda presentarse en las próximas municipales con su hermana Rosario. En esto se nota la “impregnación de género” con que la progresía zapaterista y chavesiana quiere contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres. Hermanos de Guerra y hermanos de Chaves. Sólo hermanos varones. Ya estaba bien de tanto masculino fraternal. Por eso han indultado a Rosario, la hermana del alcalde carbonero que ha salido limpio de tizne y cisco por obra y gracia de su graciosa majestad zapateril.
En la fiesta nacional –con perdón y con una hora menos en Galicia- se indulta al toro que sale bravo y fiero, que mete los riñones cuando se topa con el caballo del picador, que no recula ni se duele en banderillas, que entra a la muleta para comérsela y que repite una y otra vez las embestidas. En la política se indulta al alcalde tramposo que utiliza el presupuesto de todos para comprar voluntades. Luego nos quieren vender desde la Moncloa el código del buen gobierno y del buen rollito. Pero siempre sale la patita sectaria que convierte en inocente al culpable por una sencilla razón: es de los nuestros.
El caso del alcalde de Carboneras desmiente esa aspiración de republicanismo cívico que le sirve a Zapatero para blasonar su progresía. Mentira. Pura mentira. Un republicano de verdad sentiría asco por un comportamiento tan repugnante. Azaña habló en su día de los burgos podridos. Ahora nos topamos con un pueblo carbonizado donde se pueden reunir doce mil firmas para apoyar a un alcalde corrupto que ha sido condenado por el Tribunal Supremo. No estamos hablando de suposiciones, sino de hechos probados y contrastados.
Gobiernan la Diputación almeriense a través de cuatro tránsfugas del PP y ahora indultan al alcalde de Carboneras. Frente a la razón que esgrimían cuando eran hijos de la Ilustración, estos sociatas de falso pelaje nos piden que practiquemos eso que tanta repulsión le daba a don Antonio Machado: la fe del carbonero. Mas no se trata de creer en lo que no se ve. Esto es más complejo: no hay que creerse lo que se ha escuchado. La propuesta del alcalde corruptor es digna de entrar en la historia provincial de la infamia. A ver si alguien imprime una pegatina para conmemorar la ocasión. “Merecemos un gobierno que no indulte a los corruptos”.
Menos mal que Montesquieu no está enterrado del todo. Alfonso Guerra prometió en su día que terminarían con el tercer poder, que en realidad es el segundo: legislativo y ejecutivo son la misma cosa desde que funciona la disciplina de partido como un reloj. O como un almanaque, ya que les recuerda a los políticos de turno que deben otorgar y callar para llegar a fin de mes o a fin de legislatura. Montesquieu regresa de vez en cuando, como un espectro ilustrado, para ilustrarnos sobre la división de poderes, verdadero eje de toda democracia que se precie. El alcalde carbonero se tiznó y fue condenado a seis meses de inhabilitación. Si en vez de corromper el sistema democrático hubiera cortado una mata de manzanilla habría terminado en la cárcel.
Pues ni siquiera eso. Ni inhabilitación ni nada. A la calle. O al ruedo electoral para seguir haciendo de las suyas. El Gobierno de ZP lo ha indultado para que pueda presentarse en las próximas municipales con su hermana Rosario. En esto se nota la “impregnación de género” con que la progresía zapaterista y chavesiana quiere contribuir a la igualdad entre hombres y mujeres. Hermanos de Guerra y hermanos de Chaves. Sólo hermanos varones. Ya estaba bien de tanto masculino fraternal. Por eso han indultado a Rosario, la hermana del alcalde carbonero que ha salido limpio de tizne y cisco por obra y gracia de su graciosa majestad zapateril.
En la fiesta nacional –con perdón y con una hora menos en Galicia- se indulta al toro que sale bravo y fiero, que mete los riñones cuando se topa con el caballo del picador, que no recula ni se duele en banderillas, que entra a la muleta para comérsela y que repite una y otra vez las embestidas. En la política se indulta al alcalde tramposo que utiliza el presupuesto de todos para comprar voluntades. Luego nos quieren vender desde la Moncloa el código del buen gobierno y del buen rollito. Pero siempre sale la patita sectaria que convierte en inocente al culpable por una sencilla razón: es de los nuestros.
El caso del alcalde de Carboneras desmiente esa aspiración de republicanismo cívico que le sirve a Zapatero para blasonar su progresía. Mentira. Pura mentira. Un republicano de verdad sentiría asco por un comportamiento tan repugnante. Azaña habló en su día de los burgos podridos. Ahora nos topamos con un pueblo carbonizado donde se pueden reunir doce mil firmas para apoyar a un alcalde corrupto que ha sido condenado por el Tribunal Supremo. No estamos hablando de suposiciones, sino de hechos probados y contrastados.
Gobiernan la Diputación almeriense a través de cuatro tránsfugas del PP y ahora indultan al alcalde de Carboneras. Frente a la razón que esgrimían cuando eran hijos de la Ilustración, estos sociatas de falso pelaje nos piden que practiquemos eso que tanta repulsión le daba a don Antonio Machado: la fe del carbonero. Mas no se trata de creer en lo que no se ve. Esto es más complejo: no hay que creerse lo que se ha escuchado. La propuesta del alcalde corruptor es digna de entrar en la historia provincial de la infamia. A ver si alguien imprime una pegatina para conmemorar la ocasión. “Merecemos un gobierno que no indulte a los corruptos”.
5 Comments:
Mientras yo estudiaba una carrera universitaria, ciertas conocidas mías con carné del partido estudiaban oposiciones a la Junta. Ahora ellas ganan 1.800 euros limpios y yo no llego a los mil.
Qué gilipollas que fuí...
Para el "tonto universitario":
Tú lo has dicho, el problema no está en el título universitario, está en que muy probablemente no tengas carnet del "partido"
A mi me parece vegonzoso,y mas verguenza me da el grado cultural de una población que sigue votándole,asi de claro.
Los ciudadanos pasan de política y por eso se encuentran con que los políticos pasan de sus ciudanos, les toman el pelo y les roban la cartera. Los mangantes viven gracias a la España apolítica (apolíticamente incorrecta)
¿Sabéis que el ínclito delegado de cultura del ayuntamiento de Sevilla, Juan Carlos Marset ha estado también en la feria internacional del libro de Guadalajara (México)?
¿En calidad de qué fue allí?
¡Sorpresa! ¡Como ponente/representante de los filósofos andaluces! A ver quién es capaz de encontrar un libro escrito por tan insigne filósofo. Se admiten apuestas.
Otra cosa: preguntad por la macrofiesta organizada por la Junta en el hotel Hilton de Guadalajara.
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