¿Estudias o parlamentas?
En el Parlamento de Andalucía hay tres diputadas y un diputado que aparecen como estudiantes en el apartado que sus respectivas fichas reservan a la profesión. Las cuatro señorías pertenecen al PSOE y responden a los nombres de Raquel Arenal Catena, Susana Díaz Pacheco, Verónica Pérez Fernández y Rafael Velasco Sierra. Este último acaba de cumplir 35 tacos de almanaque, mientras sus ilustres colegas de escaño están entre los 29 y los 33 añitos. Hasta aquí unos hechos objetivos que nadie puede rebatir. A partir de este punto llega el momento para la reflexión o la meditación, ese ejercicio intelectual que don Manuel Pezzi seguirá centrando en la Segunda Modernización: que se sepa nadie le ha dicho al pensador de tan singular gesta que deje de hacerlo.
¿Cómo es posible que alguien con 35 años siga siendo estudiante de profesión? No crean que estamos ante un cuarteto de lumbreras que acumulan títulos y doctorados: ninguno ha terminado la carrera, de ahí que no puedan hacer como otros parlamentarios que señalan su titulación como si fuera su profesión. Ya puestos a no creer, que nadie piense que estos cuatro estudiantes son un simple relleno. Susana Díaz ya ha sido concejal y diputada en el Congreso, y su nombre sonaba –agárrense que vienen curvas- como posible consejera en el gabinetillo que Chaves ha pintado con su habitual paleta de grises. Y Rafael Velasco es el número cuatro de la Ejecutiva Regional del PSOE-A.
La pregunta cae por su propio peso: cuando se habla de renovación, ¿de quiénes estamos hablando? Muy sencillo. Nos encontramos ante una generación de políticos y políticas profesionales que no han hecho otra cosa en su vida. En vez de estudiar una carrera se han dedicado a medrar en el partido. No tienen oficio ni beneficio más allá de la lista donde los sitúa el mismo aparato al que pertenecen. Y encima se creen que son la generación mejor preparada de la historia. Antes de seguir con el siguiente párrafo pueden darse un respiro o un alivio, como prefieran, en forma de carcajada amarga.
¿Cómo podemos confiar nuestro futuro a una serie de profesionales del aparato que no han trabajado en su vida? Como bien señala más de un socialista de la vieja escuela, estos jóvenes tienen todos los defectos de los políticos de antaño… pero ninguna de sus virtudes. No ven más allá de las estrategias a corto plazo que les permiten mantenerse en el poder que les da de comer, de beber, de viajar, de vivir a costa del erario público sin haberse sometido a la más mínima prueba. Aquí tocamos el secreto de la política actual. No hace falta demostrar nada para acceder a los cargos públicos, pues lo contrario sería un incumplimiento flagrante del igualitarismo democrático. Pero una vez instalados en la poltrona se convierten en profesionales de la res pública sin que hayan pasado ningún filtro de calidad. Dicho en román paladino: tienen todas las ventajas y no sufren ningún inconveniente.
Ya hemos señalado que Fátima Ramírez, la diputada más joven del Parlamento de Andalucía, ha dicho públicamente que no hay que cambiar nada. Así pues, quien espere una renovación política desde dentro del PSOE puede esperar. De la juventud, divino tesoro, no llegará, pues sus miembros más conspicuos son fieles y acérrimos seguidores del catecismo laico que rige el aparato del poder. Los cachorros y las cachorras del régimen se convierten, como los jóvenes de la revolución que en China llamaron cultural, en los grandes valedores del liderazgo indiscutible del abuelo Manolo. Las adhesiones inquebrantables no nacen en el corazón, sino en la cartera. Estos jóvenes parlamentarios están sobradamente preparados para hacer lo mismo que Zarrías o Pizarro. En la puerta del Hospital de las Cinco Llagas han puesto el rótulo dantesco: “Perded toda esperanza”. Y alguien ha pintado con tiza: “Y la vergüenza, también”.
¿Cómo es posible que alguien con 35 años siga siendo estudiante de profesión? No crean que estamos ante un cuarteto de lumbreras que acumulan títulos y doctorados: ninguno ha terminado la carrera, de ahí que no puedan hacer como otros parlamentarios que señalan su titulación como si fuera su profesión. Ya puestos a no creer, que nadie piense que estos cuatro estudiantes son un simple relleno. Susana Díaz ya ha sido concejal y diputada en el Congreso, y su nombre sonaba –agárrense que vienen curvas- como posible consejera en el gabinetillo que Chaves ha pintado con su habitual paleta de grises. Y Rafael Velasco es el número cuatro de la Ejecutiva Regional del PSOE-A.
La pregunta cae por su propio peso: cuando se habla de renovación, ¿de quiénes estamos hablando? Muy sencillo. Nos encontramos ante una generación de políticos y políticas profesionales que no han hecho otra cosa en su vida. En vez de estudiar una carrera se han dedicado a medrar en el partido. No tienen oficio ni beneficio más allá de la lista donde los sitúa el mismo aparato al que pertenecen. Y encima se creen que son la generación mejor preparada de la historia. Antes de seguir con el siguiente párrafo pueden darse un respiro o un alivio, como prefieran, en forma de carcajada amarga.
¿Cómo podemos confiar nuestro futuro a una serie de profesionales del aparato que no han trabajado en su vida? Como bien señala más de un socialista de la vieja escuela, estos jóvenes tienen todos los defectos de los políticos de antaño… pero ninguna de sus virtudes. No ven más allá de las estrategias a corto plazo que les permiten mantenerse en el poder que les da de comer, de beber, de viajar, de vivir a costa del erario público sin haberse sometido a la más mínima prueba. Aquí tocamos el secreto de la política actual. No hace falta demostrar nada para acceder a los cargos públicos, pues lo contrario sería un incumplimiento flagrante del igualitarismo democrático. Pero una vez instalados en la poltrona se convierten en profesionales de la res pública sin que hayan pasado ningún filtro de calidad. Dicho en román paladino: tienen todas las ventajas y no sufren ningún inconveniente.
Ya hemos señalado que Fátima Ramírez, la diputada más joven del Parlamento de Andalucía, ha dicho públicamente que no hay que cambiar nada. Así pues, quien espere una renovación política desde dentro del PSOE puede esperar. De la juventud, divino tesoro, no llegará, pues sus miembros más conspicuos son fieles y acérrimos seguidores del catecismo laico que rige el aparato del poder. Los cachorros y las cachorras del régimen se convierten, como los jóvenes de la revolución que en China llamaron cultural, en los grandes valedores del liderazgo indiscutible del abuelo Manolo. Las adhesiones inquebrantables no nacen en el corazón, sino en la cartera. Estos jóvenes parlamentarios están sobradamente preparados para hacer lo mismo que Zarrías o Pizarro. En la puerta del Hospital de las Cinco Llagas han puesto el rótulo dantesco: “Perded toda esperanza”. Y alguien ha pintado con tiza: “Y la vergüenza, también”.
6 Comments:
Esta recua de zánganos nos quiere dar luego lecciones de igualdad...¿Igualdad para qué?¿Para chupar del bote?.Es normal viendo el panorama,que el 67 % los estudiantes de la Universidad de Sevilla, quieran ser funcionarios...Y esto no es lo peor,lo peor es la generación que viene entre los 14-22 años, la generación "L-L",los que han sido víctimas de la logse y de la burbuja del ladrillo, y lo único que saben hacer es gastar dinero si n producir absolutamente nada...
Permitame Sr. Robles que utilice su blog para lanzar la siguiente pregunta: ¿Que razones tenemos hoy en día los andaluces para sentirnos orgullosos?.Y por favor no me hablen otra vez de Lorca,Picasso, o el crisol de civilizaciones que han dejado su huella aquí...que a mí eso en 2008, en el Siglo XXI, ya no me dice absolutamente nada...
La primera vez que estuve en Salamanca, mientras comía en una terraza, me "asaltó" una tuna de calvos, cantando el "Clavelitos, clavelitos..." Me resultó simpático, porque pensé que repetir veinte veces por lo menos Primero de, pongo por caso, abogados, era una hazaña que bien se merecía cinco durillos de los de entonces. A lo mejor, sólo se trata de eso.
¿Acabarán cantanco "Clavelitos"?
Y me puede decir el Sr. Robles ¿hasta qué edad ha sido estudiante el Presidente del PP Andaluz? sí, sí, Antonio Sanz, por no citar a muchos más del PP.
Otra más: la actual delegada de Igualdad y Bienestar Social de Córdoba está recién llegada de... ¡El mercadona! Y luego queremos que los consejeros, delegados, secretarios y directores grales no roben, jajaja.
para tu información, la actual delegada de igualdad de Córdoba es diplomada en graduado social y lo puedes consultar donde quieras. no se puede trabajar en un supermercado? acaso todos los trabajos no son dignos? eres un clasista.
Pues claro que se puede trabajar en un súper. Yo mismo trabajé en una granja para pagar parte de mis estudios, en el campo e incluso como peón de albañil (esto último muy poco tiempo, la verdad), amén de haber echado muchos fines de semana en bares y discotecas (trabajando, no bebiendo)... pero eso no me capacita para ser delegado. La igualdad no consiste en que cualquier zopenco pueda acceder a un alto cargo, sino que todos tengamos las mismas oportunidades. Diplomados en t. social los hay a miles, pero tal vez influya algo en que su marido es un carguito del partido en Córdoba. ¿A que esta información no la puedes consultar donde quieras? Bueno, pues te lo digo yo, que conozco el percal.
Y no soy clasista, pero sí ELITISTA: perdóname por creer en la meritrocracia y no en el arribismo y el nepotismo de la política.
Publicar un comentario
<< Home