martes, julio 22, 2008

El Chapi

El Chapi no es la abreviatura del chapista de la esquina, ni el nombre de un club de carretera con neones colorados o del color de la rosa fucsia: ojo a la ortografía y a la pronunciación. El Chapi tampoco es el penúltimo dibujito animado o sin animar que nos presenta la Junta de Andalucía para promocionar alguna de sus recurrentes campañas propagandísticas. El Chapi no es ni más ni menos que la resolución de la dualidad pitagórica aplicada a la política. El Chapi es el individuo perfecto, el Jano bifronte de la Andalucía al máximo, el orgullo de todos los que vegetamos bajo el régimen que nos permitirá vivir ajenos a la crisis que a otros se les viene encima. El Chapi es el héroe mitológico que ha parido el último Congreso del Partido del Régimen Institucionalizado, alias PRI.

A estas alturas del artículo no hemos desvelado aún en qué consiste el Chapi, y crean que nuestro trabajo nos cuesta. ¿Debería estar el Chapi protegido cual lince ibérico de pata negra? ¿El pueblo está preparado para conocer el secreto que se oculta bajo la máscara del Chapi? En ese caso corramos el velo y dejemos que aparezca este portento sobrenatural en todo su esplendor: el Chapi es la suma de la dualidad que encarnan Chaves y Pizarro. ¡Tatachán! El público puede aplaudir aunque los compromisarios del PSOE andaluz no hicieran lo propio cuando el Chapi, versión Manolo, les anunció que se presentaría por enésima vez a las elecciones de 2012. ¿Tan hartos están del Chapi que les da de comer, de beber y de viajar? Cría cuervos, que te dejarán desnudo ante el silencio...

El Chapi es algo más que la mera suma de Chaves, ese hombre, y de Pizarro, el político de más nivel que ha dado Andalucía desde la muerte de Argantonio. Chaves ha nombrado a Pizarro vicesecretario general para conformar ese ser único e intransferible que llevará sobre sus hombros y sobre sus dos rostros todo el peso de la Tercera Modernización en tiempos de crisis. A partir de ahora Pizarro no será el mero altavoz de los pensamientos que Donmanuel hilvana en el gimnasio antes de llegar a su despacho, hecho histórico que sucede a eso de las diez y media de la mañana: así no degrada el medio ambiente formando parte de uno de esos atascos que contaminan la ciudad al amanecer. A partir de hoy el gran Pizarro formará parte del Chapi, el dúo casi teológico que se ha convertido en el misterio binario de la autonomía andaluza.

El Chapi está muy por encima de Rafael Velasco, ese secretario de Organización del Partido que sigue estudiando a sus treinta y cinco años: para que luego digan que no tenemos una clase política formada. El Chapi sobrevuela la cuota feminista de Petronila Guerrero, las trifulcas provinciales y provincianas de los Viera, de las Bustinduy o de los Pendones: hay apellidos que tienen plural, ¡qué le vamos a hacer! El Chapi sólo tiene un objetivo entre los dos entrecejos de su repetida mollera: el matón Arenas.

¿Se imaginan a Leire Pajín llamando matona de discoteca a Soraya o a Lolita Cospedal? El zapaterismo es blandiblú por antonomasia. En Madrid tendrán que aprender los modos y maneras del Chapi: Chaves piensa el insulto y Pizarro lo verbaliza. Bueno, en realidad lo escupe, pero no queremos ser crueles con la forma de actuar del Chapi. Arenas, a todo esto, también se ha duplicado: ahora es chivo de turco y cabeza de expiatorio, como diría la cara A del Chapi. El PRI andaluz votó, una vez más, con el estómago en su convención empresarial de altos cargos. Con el Chapi les va bien y hay que pagar la hipoteca en estos tiempos difíciles que se presentan. Cuando vayan a una discoteca tendrán cuidado con Arenas, que los pone de los nervios. Por algo será, pero eso es materia de otro artículo. Hoy tocaba certificar el nacimiento del Chapi: hecho histórico, ¿o no?