miércoles, mayo 28, 2008

Cuotas

La consejera Cinta Castillo ha dejado a Ortega y Gasset a caer de un burro, que en su caso no es otro que Platero. Cinta Castillo es uno de los cerebros mejor amueblados que ha dado la provincia de Huelva en los últimos lustros. Su labor no se reduce a los temas ambientales que le ha encargado el virrey Manolo I en su último gabinetillo, sino que va mucho más allá. Cinta Castillo es una de las filósofas que deberían estudiar los alumnos y las alumnas de la ESO y del Bachillerato a partir del próximo curso. Su aportación a la historia del pensamiento occidental –es una pena que la haya cascado Bertrand Russell porque la habría incluido en su obra recopilatoria- ha sido la definición del “yo” a través de la cuota. Tomen nota porque todo podría resumirse así: “Yo soy yo y mi cuota”. Incluso podríamos llegar a un aforismo más cartesiano: “Soy cuota, luego existo”. ¿No es para darle media docena de medallas de Andalucía?

Cinta Castillo sabe que no hay mejor defensa que un buen ataque. Su cargo se debe al cruce de cuotas que maneja Chaves cuando hace uno de sus gobiernillos: para Medio Ambiente hacía falta una mujer que fuera de Huelva y que siguiera al pie de la letra las directrices de Javier Barrero, alias JB. Dicho y hecho. Daba igual que doña Cinta se hubiera encargado hasta ese momento de los temas educativos en el seno del PSOE chavesiano. Para la Consejería de Educación se había aprovechado el casillero de mujer granadina, y la cuota almeriense que rellenaba hasta el momento Fuensanta Coves la había ocupado Martín Soler, que al hacerse cargo de Agricultura dejaba libre el puesto onubense de Pérez Saldaña. Un lío que sólo Chaves puede desenredar gracias a su habilidad para resolver el sudoku andaluz.

Cuotas por aquí y cuotas por allá para conformar el ejecutivo más mediocre que imaginarse pueda. Claro está que para defenderse, como se dijo antes, no hay mejor técnica que la tinta del calamar, algo que conoce muy bien la choquera Cinta Castillo. Todos y todas somos cuotas de algo, ha venido a decir esta profesional de la política que confunde la Andalucía oficial de las cuotas chavesianas con la sociedad real donde cada uno, y cada una, ocupa el puesto que se ha ganado a pulso. ¿O es que en las oposiciones que no han pasado los mil y un altos cargos de la Junta también se establece un sistema de cuotas? ¿Los pequeños empresarios y las mujeres que se dedican a ganarse la vida como autónomas, o viceversa, también disfrutan de esas cuotas que le han servido a doña Cinta para subir al santuario del poder?

En vez de dedicarse a engrosar el lapidario bobo que recogen los colegas Caraballo y Caro cada domingo, la dama de la cuota que ocupa la Consejería de Medio Ambiente debería explicarnos por qué se va a construir un oleoducto que atravesará parajes naturales que están -¡oh, casualidad!- en su provincia de Huelva. Zapatero ya ha dicho que sí, lo cual es una señal digna de tenerse en cuenta. El oleoducto no es más que la cuota que tiene que pagarle el PSOE al empresario periodístico que tiene el privilegio, por ejemplo, de repartir sus periódicos en algún que otro hospital del SAS. Maquillaje de listas de espera, persecución a los profesionales que denuncian esas prácticas, reparto de prensa adicta por las habitaciones sin pedir permiso a los enfermos ni a sus familiares para invadir ese espacio privado, oleoducto que cruza Andalucía y Extremadura… Todo encaja en el puzzle donde se engarzan las cuotas de poder como en los viejos tiempos de la prensa del Movimiento. ¿O no?

Cinta Castillo ha entrado por la puerta grande en la Historia Regional de la Filosofía. Lo suyo es propio de la rebelión de las masas fritas, vulgo churros. De momento ha superado a Ortega y a Gasset juntos: “Yo soy yo y mi cuota”. O viceversa.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Madre mía qué panda de indocumentados con sueldos de miles de euros... Pero lo peor es que nos lo merecemos, por votarles, y por tener a una oposición (i.e. Arenas el campeón) más preocupada por sacar tajada (o cargo nacional) de la crisis del PP. Lo dicho, nos lo merecemos.

11:26 a. m.  

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