martes, mayo 09, 2006

El beso de Chaves

Chaves no sonreía el 2 de mayo por la aprobación de un Estatuto que nace con una legitimidad que nadie le niega: a ver si el presidente de la Junta se entera de una vez, o se lo dice alguno de esos innumerables –no sabemos cuántos son- asesores a sueldo que le pagamos entre todos. Nadie cuestiona la legitimidad de este Estatuto ni la del gabinete que preside Donmanuel. Lo que ocurre es que estamos en una democracia, y es normal que se critique al poder cuando uno es medianamente libre y algo independiente. Si nos dedicáramos a alabar al régimen otro gallo u otra gallina nos cantaría, y ahí están los consejeros áulicos chavesianos con sus respectivas prebendas para demostrarlo.

Chaves sonreía por algo mucho más pragmático. Nos lo soplaba al oído uno de sus hombres más inteligentes. “Los del PP se han metido en un callejón sin salida”. Esto es lo único que le importa al bueno de Manolo, como lo llaman los que no sufren sus cacicadas ni sus querellas. Chaves es un neocon de perfil duro. Neocon no significa solamente neoconservador, que lo es hasta extremos impensables en alguien que empezó siendo socialista y que se ha convertido en un burócrata con poderes. Neocon también es apócope de neoconfrontación. A Chaves, a su altavoz Pizarro y al resto del núcleo duro del régimen les hace falta la confrontación para subsistir. Necesitan una excusa para convertirla en un espantajo que manejan con virguería de propagandistas exquisitos.

A partir de ahora nos sacudirán con un chaparrón de agravios inventados. Su periódico de cabecera ya ignora al PA cuando titula, descaradamente, que el Estatuto se ha aprobado con la oposición del PP. Los prebostes del régimen, tan celosos de su legitimidad, se la niegan sin ningún pudor a los que no marcan el paso. La derecha no es andaluza: eso es todo. No merecen el nombre de andaluces, son unos traidores que están haciendo lo mismo que perpetró la UCD en 1980. Maestros en el arte de la manipulación, los voceros del régimen mienten con descaro cuando afirman que la derecha y los andalucistas también se opusieron al Estatuto de 1981, que se aprobó por consenso: nadie se quedó fuera. Pero da igual. Manipulan la historia como si fuera un expediente más en alguna covachuela de su omnipresente burocracia.

Y Chaves sonreía por otro motivo más maquiavélico. El beso que le dio a Concha Caballero al término del debate es de los que hacen época. Lo veremos dentro de dos años, cuando los votantes de IU tengan que retratarse en las urnas. El beso de Chaves: un pasaje más en la pasión dolorosa de los comunistas andaluces, tan despreciados por el mismo que luego se aprovecha de ellos cuando les hace falta. ¿Se venderán por las treinta monedas de una consejería y media, como hicieron los andalucistas? ¿O se conforman con una ampliación del Parlamento que pagaremos con nuestros impuestos para que algún líder rezagado se cuele por la gatera?

“El PP está en un callejón sin salida”. El pensamiento neocon del régimen andaluz ya tiene la excusa para la enésima confrontación que les permita mantenerse en el poder. Las turbinas de los ventiladores están en marcha. Arenas será sometido a una persecución de la que no podrá librarse, haga lo que haga. Si el Estatuto sale en Madrid sin los votos del PP, malo. Y si al final votan sí, Chaves le echará en cara a Arenas que aquí no hicieran lo mismo. Quien espere algo de generosidad de quien ha hecho del sectarismo su razón política está más perdido que los restos de IU en este naufragio estatutario. Chaves no es un hombre de Estado con mayúscula, sino un político mediocre y acomplejado que no es capaz de conseguir el consenso porque lo suyo es la confrontación. Tiene toda la legitimidad del mundo. Que quede claro. Y la obligación moral e intelectual de respetar a los que no quieran ponerse a régimen.