miércoles, agosto 16, 2006

El Bueno, el Leo y el Malo

Mientras en Galicia se rueda una película de acción con paracaidistas, en Andalucía seguimos con el langostino western

“El Bueno, el Leo y el Malo” es la película del verano andaluz, el remake que nos devuelve a esos años de cines de verano y músicas de Ennio Morricone, tan premiado como Sergio Leone. Tres novias en forma de cargos para tres hermanos. ¿Chaves contra Chaves, al estilo Kramer? Jamás. El presidente representa su papel, el que le adjudicó María Antonia Iglesias en su libro de desmemorias: el Bueno de Manolo. ¡Qué bueno es el Bueno de Manolo, que a sus hermanos no los deja solos! Este Manolo es como Manolo Escobar, que iba siempre con sus hermanos de guitarristas.

En esta trilogía del langostino western es imprescindible el personaje del Leo. Del feo, al Leo Chaves, al hombre que encontró en una dirección general de la Junta el refugio que buscan los desertores de la tiza. Como el mundo es un pañuelo, uno de sus antiguos alumnos de instituto lo ensalza. “Leo era un auténtico liberal, un profesor de Educación Física que nos ponía a correr, o a jugar al fúltbol, y que se iba a la cafetería del instituto para no molestarnos”. Eso es algo que no le perdonará nunca la derechona autoritaria, la misma que pide autoridad y disciplina en los colegios como si aún viviéramos en el florido pensil del franquismo.

Y el tercero en cuestión es el Malo, el que hace un papel con forma de papelón. Antonio José, el pobre, tiene que pagar a un precio muy alto su afán por mejorar las cuentas de resultados de las empresas andaluzas. Es el Climo Eastwood que cubre a sus hermanos bajo la cubierta de su asesoría. Ahora es el Bueno el que cubre al Malo con su manto de silencio, con esas balas con sordina que impone el sheriff del poblado andaluz. “Hablaremos en septiembre”. Cuando cierren los cines de verano.

El langostino western andaluz no tiene nada que ver con el cine de acción que se rueda en Galicia. El zapador Zapatero se ha encajado en tierras gallegas como si fuera el también premiado Oliver Stone o Steven Spielberg. El zapador ZP ha suspendido sus vacaciones en Lanzarote –los premios nunca vienen solos- y ha viajado hasta Santiago. Hace dos años no pisó las tierras quemadas de Riotinto, ni envió paracaidistas, ni impulsó ayudas desde el primer momento, ni hubo declaración de zona catastrófica, sino catastral: todo el empeño de la propaganda chavesiana se centró en trucar los datos para rebajar el número de hectáreas arrasadas.
Las comparaciones, como siempre, son tan odiosas que saltan a la vista. Andalucía podrá ser una realidad nacional del calibre que use el Bueno de Manolo en su revólver. Pero no estará en primera línea de fuego. No aparecerá nunca por el poblado andaluz el Séptimo de la Caballería pacifista que comanda el zapador ZP cuando le ve las orejas al lobo. Riotinto no fue el Río Bravo, sino el arroyo manso que se quemó sin hacer ruido hace dos años. Entonces, el Bueno dejó por un mes el plató del langostino western mientras el Leo y el Malo seguían bien cubiertos bajo el techo del régimen andaluz. El Bueno de Manolo sabe que aún no ha llegado el forastero que pueda echarlo del poblado. Por eso no tiene problemas a la hora de rodar a plena luz del día la segunda parte de su película: “La cubierta tenía un precio”. En los mejores cines.

2 Comments:

Blogger canalsu said...

En los mejores cines y piscinas.

¡Lo que hubieran dado el bueno, el feo y, sobre todo el malo, por una buena cubierta en esos tórridos parajes!

6:29 p. m.  
Blogger Enrique Baltanás said...

¿Cuántos años seguiremos viendo aún la misma película? Qué aburrimiento, qué hastío. Qué buen negocio para la distribuidora.

12:53 p. m.  

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