Estatuto de verano
Bajo las sombrillas de agosto se discute acaloradamente sobre el tema estelar del verano: la reforma del Estatuto de Autonomía.
No se habla de otra cosa en los chiringuitos ni en las tertulias playeras. Las familias se dividen a la hora de defender ciertos artículos, y los camareros meten baza en las terrazas. Andalucía vive una ola de efervescencia autonomista que no se recuerda desde los lejanos tiempos del 28-F.
La consejera Naranjo está de vacaciones, comprando pescado en la plaza de abastos más cercana para cocinarlo ella misma. Si sigue así la veremos dentro de poco como la Arguiñana del sur. Pero antes de entonar la canción del verano por antonomasia –“Evangelina se fue, buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas”- la consejera de Gobernación nos ha dejado una perla cultivada: “Con el nuevo Estatuto se resolverán los problemas de vivienda”. Esta afirmación ha provocado un tsunami de optimismo, una euforia desbordada que se plasma en multitudinarios brindis dedicados a la consejera que les susurra a los pescados.
El nuevo Estatuto también le sirve al altavoz Pizarro para despotricar por enésima vez contra la oposición. Zinedine Zarrías es el poli bueno, y Pizarro el madero que siempre anda con la porra a mano. Zarrías es más hábil que Zidane, y por eso deja que sea Luigi de Alcalá de los Gazules el que le endiñe el cabezazo a Materazzi Arenas. El PSOE, en su infinito poder, no permite que nadie ponga en duda las bondades de un Estatuto que, como dijo en el Parlamento la futuróloga Pilar Gómez Casero –que rima y todo con Lola Montero- nos traerá una Andalucía verde. Otra perla: “Del verde autonomista del 28-F, al verde ecologista de la reforma estatutaria”.
Verde que te quiero verde, verde campo de golf. ¿O es que pensaban Los Verdes del proyecto Gran Simio que la Junta iba a sacar un decreto para paralizar las obras que financian los ayuntamientos... y lo que no son los ayuntamientos? Los verdes campos del Edén andaluz tienen más agujeros que las cubiertas de los hermanos Chaves, reparaciones a domicilio, presupuesto a convenir. Agujeros en el green para que Greenpeace se rasgue las camisetas en su defensa de un ecologismo que nada tiene que ver con la praxis chavesiana. Se predica una Andalucía verde y se cumple la palabra llenándola de campos de golf, esa superficie que tanto molesta a la progresía superficial que luego se traga, entero y pleno, el inmenso campo de concentración de la dictadura cubana, por poner un ejemplo.
Lo malo de la reforma del Estatuto es que siempre viene alguien para estropearla desde dentro. Esta vez ha sido Bono, que se ha plantado en Jaén, el virreinato del mago Gaspar, para acusar de veleidad la definición de realidad nacional que aparece en el preámbulo más cursi y absurdo que imaginarse pueda. Bono ha jodido el invento, pero no pasará nada. Las guantadas al ex ministro se las darán en el pecho a Materazzi Arenas, el único culpable de que el problema de la vivienda no se resuelva en Andalucía: su oposición a la reforma estatutaria no permite que los jóvenes andaluces puedan comprar sus pisos más baratos que en el mato. Conclusión: si Arenas no existiera, ¿qué sería del PSOE andaluz?
No se habla de otra cosa en los chiringuitos ni en las tertulias playeras. Las familias se dividen a la hora de defender ciertos artículos, y los camareros meten baza en las terrazas. Andalucía vive una ola de efervescencia autonomista que no se recuerda desde los lejanos tiempos del 28-F.
La consejera Naranjo está de vacaciones, comprando pescado en la plaza de abastos más cercana para cocinarlo ella misma. Si sigue así la veremos dentro de poco como la Arguiñana del sur. Pero antes de entonar la canción del verano por antonomasia –“Evangelina se fue, buscando el sol en la playa, con su maleta de piel y su bikini de rayas”- la consejera de Gobernación nos ha dejado una perla cultivada: “Con el nuevo Estatuto se resolverán los problemas de vivienda”. Esta afirmación ha provocado un tsunami de optimismo, una euforia desbordada que se plasma en multitudinarios brindis dedicados a la consejera que les susurra a los pescados.
El nuevo Estatuto también le sirve al altavoz Pizarro para despotricar por enésima vez contra la oposición. Zinedine Zarrías es el poli bueno, y Pizarro el madero que siempre anda con la porra a mano. Zarrías es más hábil que Zidane, y por eso deja que sea Luigi de Alcalá de los Gazules el que le endiñe el cabezazo a Materazzi Arenas. El PSOE, en su infinito poder, no permite que nadie ponga en duda las bondades de un Estatuto que, como dijo en el Parlamento la futuróloga Pilar Gómez Casero –que rima y todo con Lola Montero- nos traerá una Andalucía verde. Otra perla: “Del verde autonomista del 28-F, al verde ecologista de la reforma estatutaria”.
Verde que te quiero verde, verde campo de golf. ¿O es que pensaban Los Verdes del proyecto Gran Simio que la Junta iba a sacar un decreto para paralizar las obras que financian los ayuntamientos... y lo que no son los ayuntamientos? Los verdes campos del Edén andaluz tienen más agujeros que las cubiertas de los hermanos Chaves, reparaciones a domicilio, presupuesto a convenir. Agujeros en el green para que Greenpeace se rasgue las camisetas en su defensa de un ecologismo que nada tiene que ver con la praxis chavesiana. Se predica una Andalucía verde y se cumple la palabra llenándola de campos de golf, esa superficie que tanto molesta a la progresía superficial que luego se traga, entero y pleno, el inmenso campo de concentración de la dictadura cubana, por poner un ejemplo.
Lo malo de la reforma del Estatuto es que siempre viene alguien para estropearla desde dentro. Esta vez ha sido Bono, que se ha plantado en Jaén, el virreinato del mago Gaspar, para acusar de veleidad la definición de realidad nacional que aparece en el preámbulo más cursi y absurdo que imaginarse pueda. Bono ha jodido el invento, pero no pasará nada. Las guantadas al ex ministro se las darán en el pecho a Materazzi Arenas, el único culpable de que el problema de la vivienda no se resuelva en Andalucía: su oposición a la reforma estatutaria no permite que los jóvenes andaluces puedan comprar sus pisos más baratos que en el mato. Conclusión: si Arenas no existiera, ¿qué sería del PSOE andaluz?
1 Comments:
Ej que... Más que la pringue del estatutillo, lo que me conmueve es que cada año se estén perdiendo en la exverde Galicia miles de hectáreas de arbolito, aunque sean ocaliptos.
Por el efecto mariposa cada bicho, cada matojo es una gota menos de agua que lloverá en Expaña en el futuro. Hay que j...
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