Abstención activa

Los andaluces nos gastaremos seis millones de euros, al cambio mil millones de pesetas, en la campaña del referéndum. Ahora se levanta una mano y alguien pregunta desde la última fila:
-Maestro, ¿de qué referéndum está usted hablando?
En realidad levantan la mano más de tres millones y medio de andaluces y andaluzas, dicho sea con la corrección de género que tanto le gusta a la dueña del Panda que ha cogido por banda el aparcamiento del Parlamento para usarlo como su garaje particular por el método de la válvula. Millones de manos se alzan para preguntar de qué referéndum estamos hablando. Lo afirma solemnemente el oráculo de Chaves, el estadístico oficial de Andalucía, el gurú Pérez Iruela, que para Donmanuel es Siruela por aquello de su propensión a dejar su “imprenta” en el léxico.

La mitad de los andaluces no es que pase olímpicamente de leerse el Estatuto que se somete a votación popular: es que no tiene ni estatutaria idea de que el 18 de febrero será otro día histórico para Andalucía. Sólo hay que poner Canal Sur, vulgo el Canarsú, para darse cuenta de la cantidad de días históricos que está aportando el bueno de Manolo a nuestra época. Salen lo menos dos o tres días históricos al mes. Un poné: el día en que se sometió a trámite el texto estatutario en el Congreso de los Diputados fue calificado de histórico por los propagandistas del régimen. Si un servidor, que estuvo allí, no se acuerda de la fecha, imaginen lo que puede pasar por la cabeza de quien dedicó esa jornada a hacer algo útil...

Esa mitad de la población andaluza está fuera del juego partidista que se traen entre manos los profesionales de la política. Sin embargo pagarán a escote la campaña que se ha aprobado sin que nadie haya rechistado. ¿Por qué hemos de gastarnos seis millones de euros si la Junta dispone del Canarsú para propagar las bondades del Estatuto de forma gratuita? ¿No están para eso los medios públicos de comunicación? Pues no. Hay que surtir la maquinaria de los partidos con más dinero público para que Chaves no se acueste el 18-F con un índice de participación más bajo que el puesto que ocupa Andalucía en la clasificación autonómica.

A todo esto, alguien debería explicarles a los andaluces que también tienen derecho a ejercer la abstención activa. O sea, a negarles el voto a los políticos que han hecho de la reforma estatutaria el argumento principal de estos últimos años mientras se obviaban los grandes problemas que afectan al personal. Y que ningún demagogo a sueldo venga a darnos una lección de democracia. La abstención también sirve. Es el toque de atención a las selectas minorías que viven del cuento y de las cuentas que manejan como si el dinero fuera suyo.

Como bien señala Diego Valderas, va siendo hora de que Chaves abandone su estilo de ejercer el poder. Andalucía no puede convertirse en un sucedáneo de aquel México gobernado por el PRI. Por eso es más necesaria que nunca la abstención activa, el grito silencioso que ponga contra las cuerdas de sus propias contradicciones a los que se han beneficiado en lo personal y en lo partidario de estos veinticinco años de autonomía. Es una forma como otra cualquiera de afrontar el referéndum. No es pasotismo, que para eso estuvieron sembrados Los del Río en el referéndum de la Constitución Europea: si ellos que son los que saben nos dicen que votemos que sí, ¿quiénes somos nosotros para decir que no? He ahí el verdadero pasotismo financiado por el poder. La abstención activa es otra cosa. Por eso les da un miedo que rayaría en el pánico si no tuvieran la cosa tan controlada. La mitad de los andaluces no sabe ni siquiera que el 18-F hay referéndum. Y eso que la encuesta la ha cocinado el profesor Siruela, como lo llama Chaves. Si la hace un independiente, entonces no responde afirmativamente ni el encuestador...