De Juana Chaos

“Me encanta ver las caras desencajadas de los familiares en los funerales. Aquí, en la cárcel, sus lloros son nuestras sonrisas y acabaremos a carcajada limpia. Esta última acción de Sevilla ha sido perfecta: con ella, yo ya he comido para todo el mes”.
Palabra de Juan Ignacio de Juana Chaos. Te alabamos, señor.

Chaves lo ha denominado así: señor. Al presidente de la Junta de Andalucía le parece razonable (sic) que este asesino múltiple cumpla condena en su casa porque se niega a comer. Los lloros de los familiares de Alberto Jiménez Becerril y de Ascensión García Ortiz le sirvieron para comer durante un mes. Ahora, el señor De Juana Chaos se niega a ingerir alimentos. El Gobierno tiembla ante la posibilidad de que muera en la cárcel o en el hospital por su voluntad, algo que no pudieron hacer sus víctimas. Chaves, tan comprensivo con la situación del terrorista, no quiere que se convierta en un mártir y que se lo reprochen a su partido. ¿La memoria de las víctimas? Que nadie saque ese tema, no vaya a ser que lo lapiden en público los que piensan que un sanguinario como De Juana debe cumplir condena en su domicilio particular.

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