miércoles, agosto 08, 2007

Delphi se baja al moro

Menos mal que Chaves no sigue la costumbre de Rosa Regás y lee los periódicos para enterarse de lo que ocurre a su alrededor.

Rosa Regás, la escritora que representa los valores de la progresía ibérica o ibicenca, a elegir, ha soltado una parrafada digna de figurar en los manuales de Educación para la ciudadanía: “Hace dos meses que no leo la prensa, ni veo la tele, ni escucho la radio. Porque me inquieta tanto la crispación que no me deja trabajar. Sé a quién voto, ya sé los insultos y las mentiras por dónde van, y no soy masoquista”. La abuelita progre remata la faena con una frase digna de su paso por la Dirección de la Biblioteca Nacional: “Los grandes logros sociales del Gobierno se venden mal porque la prensa no es del Gobierno. Todos van a favor de la oposición. Afortunadamente, cada vez se venden menos periódicos”. Relean lo anterior. Asimilen el mensaje hasta sus últimas consecuencias y comprobarán que lo progre llevado al extremo del extremismo siempre termina en el totalitarismo.

Pues menos mal que el bueno de Manolo no sigue las indicaciones de Regás y continúa leyendo la prensa. Inciso buenista: la definición de Chaves como el paradigma de la bondad se debe a María Antonia Iglesias, otra “apóstola” laica del mester de progresía. Chaves lee los periódicos y se entera, por ejemplo, de que Delphi va a abrir una fábrica en Tánger después de cerrar la que mantenía en la bahía de Cádiz. Chaves no tiene delfín que le haga sombra sucesoria, pero sí tiene un Delphi que hace lo mismo que él: bajarse al moro en cuanto vislumbra la más mínima ocasión.

Si nos tragamos la bola chavesiana debemos concluir que el ejército –pacifista, se entiende- de consejeros, directores generales y particulares, asesores, cogecosas, correveidiles y correveidimes que pagamos a escote no sirve absolutamente para nada. Los andaluces apoquinamos generosamente las obras públicas que Chaves y Zarrías inauguran en el reino de Mohamed mientras ellos no tienen ningún empacho a la hora de llevarse a Delphi a la jaima tangerina sin decirnos ni mu. Eso es lealtad y lo demás es un cuento de las mil y una noches.

Chaves viaja continuamente a Marruecos pero no se entera de nada. De vez en cuando se atreve a alzar tímidamente la voz para decirles a los vecinos del sur que ya no se admitirán más menores en pateras. Los centros de menores de la Junta están tan saturados de infantes marroquíes que la Junta se las ve y se las desea para declarar el desamparo de menores andaluces porque no tiene sitio para acogerlos. Esa es la realidad, la pura y dura realidad que no quieren ver los demagogos ni los que se vanaglorian de sus buenas relaciones con el país que acogerá en su seno a los capitalistas sin corazón de Delphi.

Menos mal que Chaves lee la prensa y así se entera de la realidad que le ocultan sus asesores. A ver si doña Cándida Martínez lee, de camino, las frases de su colega Rosa Regás y las manda colocar en todos los centros escolares de Andalucía. “Afortunadamente, cada vez se venden menos periódicos”. Como diría Juan Ramón, no la toquemos más, que así es la Regás. Y como dirían las apócrifas habaneras magrebíes del maestro Burgos,Tánger es Cádiz con más moritos, Cádiz es Tánger con más parados.


Sueldos inflados

¿Mal pagados? Los políticos que dicen que están mal pagados deberían demostrar, sin necesidad de notario, que están perdiendo dinero por su dedicación a la res pública. ¿Desde cuándo gana un maestro de escuela 90.000 euros al año? Hay médicos de profesión que duplican ampliamente su salario hospitalario en cuanto se suben a la poltrona de una alcaldía. Pero estos no son los peores, sino los indocumentados que ocupan cargos de postín sin más oficio ni beneficio que la fidelidad canina –de can y de hambre- que profesan al aparato del partido. Que salgan al mercado de trabajo, vulgo la calle, y se darán cuenta de cuál es su nivelito salarial. ¿O es que existe alguna empresa que le endiñe 110.000 euros al año a alguien que no ha cumplido ningún objetivo? Y ahora pongan ustedes los nombres y los apellidos, los pendones y las bustinduys.

Derroche municipal

Orquesta “Los solitarios”. La plaza de la pedanía se ha llenado de luz y de sonido. Una orquesta integrada por ocho músicos aborda los temas de hoy, de ayer y de siempre. Dos técnicos supervisan el montaje, ajustan volúmenes y miman la luminotecnia. El escenario es amplio y costeado. La plaza de la pedanía se ha llenado de luz, de música, de humo de colores, de todo... menos de gente. No hay apenas nadie en el lugar acotado para el baile. Entonces surge la duda metódica del ciudadano que no necesita asignaturas impuestas para discurrir por su cuenta. ¿Por qué derrocha el ayuntamiento el dinero en estos festejos que no les interesan ni a los habitantes de la pedanía? La cantante versiona una cancioncilla facilona que se pierde en el ámbito desleído de la plaza. Hace treinta años prometían que llevarían la cultura a los pueblos. Han cambiado La barraca de Lorca por una orquesta que parodia a Georgie Dann. El progreso era esto.


Cuento de Navidad

El otro lado de la radio. A veces, los cuentos de Navidad suceden en agosto, junto al mar, en un restaurante paradisíaco donde un locutor se reúne con un grupo de amigos para darle gusto al paladar. Entonces surge de las sombras una mujer que coge al locutor por banda y lo llena de besos, una mujer que ha sufrido el dolor más hondo que pueda desgarrar a un ser humano. Esa mujer le dice, sin rodeos ni metáforas, que le debe la vida a su voz mañanera. Cuando lo escucha, muy temprano, sabe que un nuevo día es posible aunque aún no haya amanecido en las calles ni en el mar. Esa voz de locutor comprometido que maneja a partes iguales el rigor y el humor la ha salvado de naufragar en su desgarro. Cuando se despidieron, el locutor comprendió que hay premios más hondos que el Ondas. Y que pase lo que pase, lo mejor siempre está al otro lado de la radio.

2 Comments:

Blogger canalsu said...

El cuento de Navidad, Paco, se lo tenías que haber dedicado a los trabajadores de Delphi que se han creído, aunque quizá no y eso es peor, que cuatro empresas se iban a instalar en Cádiz. A saber. Melchor, Gaspar (el que tiene pelo), Baltasar y Papá Nóel.

Lo cierto de todo esto es que han agarrado los caramelos de la cabalgata y si te he visto en manifestaciones contra el del bigote, no me acuerdo. El más evidente, grotesco, hasta cómico, engaño a los "compañero únete, compañero donde estés, compañero los problemas son de todos menos de zetapé" va a terminar con un respetuoso y pacífico silencio.

8:41 p. m.  
Blogger Diego Romero said...

Un fuerte abrazo, don Francisco.

10:10 p. m.  

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