Del metrocentro al guetocentro
En su viaje o viraje al centro de la ciudad, el Julio Verne que está escribiendo el futuro de Sevilla con la ciencia ficción del presente está tratando de recrear algo que ya tuvo la vieja capital de Andalucía entre sus muros: el gueto. Un lector que se refugia en la guasa para darle válvula de escape a las atrocidades que cometen los que comen de válvula, nos remite un correo electrónico que rebosa inteligencia e ironía. Manuel Santana, que así se llama este lector de raqueta dialéctica, ha subido a la red y ha dejado una precisa volea léxica que debería responder, si pudiere, el virtuoso Rodrigo Torrijos, esa figura del revés perifrástico. Sostiene Manuel Santana que el Ayuntamiento de Sevilla pretende completar la hazaña tranviaria del metrocentro con el cierre al tráfico del casco histórico, lo cual desembocaría en el guetocentro.
Semejante hallazgo lingüístico va más allá de la paronomasia y se inscribe dentro de los chispazos ingeniosos que nos alumbran y que nos ayudan a desbrozar las sombras que el poder esparce para ocultar su ineficacia. Eso de peatonalizar el centro por las bravas, sin consenso ni planes concretos y elaborados, sin el referéndum que se celebró en Florencia cuando se hizo algo parecido, sin más explicaciones que la demagogia que babean los sociatas de solomillo al foie y los neoestalinistas de brigada ligera y dictatorial, es para ponerlo en un marco. Se han creído que son los amos de la ciudad, los nuevos señoritos que hacen y deshacen a su gusto y antojo. Eso sí: los coches oficiales podrán circular libremente por el centro mientras los sufridos contribuyentes deberán andar más que un cartero en Barcelona, que diría Chiquito de la Calzada peatonalizada.
Si fueran maquiavélicos –habría que suponerles una inteligencia que no brilla en las ruedas de prensa- podríamos pensar que todo esto se debe a un plan trazado previamente por esas mentes perversas que sólo piensan en el rédito electoral. Una vez que el centro deje de ser el núcleo donde reside la memoria colectiva y sentimental de los sevillanos, los votantes se convertirían en habitantes de distritos manejados a golpe de subvención, de cabalgata y ambigú, o de ese scalextric que IU ha montado en el Polígono Sur y que sirve, como bien señala el piloto Torrijos, de elemento de cohesión social. Han pasado de Marx a Mc Laren en menos que canta la gallina del clientelismo político. Los mismos que criticaban la cultura de abanico y macramé del PA gastan el dinero público en un scalextric gigantesco para que el personal que necesita cultura y educación se entretenga en estos menesteres. Deplorable.
Esta peatonalización se llevará a cabo, si la silenciosa y complaciente sociedad civil no lo impide, según el método acostumbrado. Señalaba el incisivo Juan Miguel Vega que aquí la casa siempre se empieza por el tejado. Que se lo digan a los sociatas que han pegado el autopelotazo de la Puerta Carmona: esos sí que han empezado a construir la nueva sede por el tejado de las seis plantas que han multiplicado por tres la altura primigenia del edificio. Con la peatonalización ocurrirá tres cuartos bien despachados de lo mismo. Primero se cortan las calles y luego ya se verá. Ni metro, ni tranvía, ni autobuses ecológicos ni nada de nada. En vez de acudir al centro, que la gente se quede en el barrio, donde el concejal de turno –con la ayuda de los colaboracionistas disfrazados de dirigentes vecinales- controla al personal para que no caiga en la tentación de votarle a la derechona.
El nuevo modelo de ciudad no es la Sevilla compacta, homogénea o policéntrica que vende IU mientras sus concejales callan ante el escándalo urbanístico más descarado que se ha vivido en los últimos años. El modelo de ciudad que están perpetrando estos mediocres venidos a más es una Sevilla sin Historia, una ciudad que se convierte poco a poco en una suma de barrios sin personalidad agrupados en torno a centros comerciales que podrían estar en cualquier lugar del mundo, una ciudad teledirigida por profesionales de la política que crecieron en las agrupaciones de barrio del partido y que no han hecho otra cosa en la vida que medrar y pegar carteles. El modelo de ciudad al que se dirige Sevilla es ese guetocentro que se convertirá en un parque temático lleno de turistas por donde circularán los coches oficiales de los nuevos señoritos: los que nos animan a montar en bici mientras ellos siguen montados en el taco.
Semejante hallazgo lingüístico va más allá de la paronomasia y se inscribe dentro de los chispazos ingeniosos que nos alumbran y que nos ayudan a desbrozar las sombras que el poder esparce para ocultar su ineficacia. Eso de peatonalizar el centro por las bravas, sin consenso ni planes concretos y elaborados, sin el referéndum que se celebró en Florencia cuando se hizo algo parecido, sin más explicaciones que la demagogia que babean los sociatas de solomillo al foie y los neoestalinistas de brigada ligera y dictatorial, es para ponerlo en un marco. Se han creído que son los amos de la ciudad, los nuevos señoritos que hacen y deshacen a su gusto y antojo. Eso sí: los coches oficiales podrán circular libremente por el centro mientras los sufridos contribuyentes deberán andar más que un cartero en Barcelona, que diría Chiquito de la Calzada peatonalizada.
Si fueran maquiavélicos –habría que suponerles una inteligencia que no brilla en las ruedas de prensa- podríamos pensar que todo esto se debe a un plan trazado previamente por esas mentes perversas que sólo piensan en el rédito electoral. Una vez que el centro deje de ser el núcleo donde reside la memoria colectiva y sentimental de los sevillanos, los votantes se convertirían en habitantes de distritos manejados a golpe de subvención, de cabalgata y ambigú, o de ese scalextric que IU ha montado en el Polígono Sur y que sirve, como bien señala el piloto Torrijos, de elemento de cohesión social. Han pasado de Marx a Mc Laren en menos que canta la gallina del clientelismo político. Los mismos que criticaban la cultura de abanico y macramé del PA gastan el dinero público en un scalextric gigantesco para que el personal que necesita cultura y educación se entretenga en estos menesteres. Deplorable.
Esta peatonalización se llevará a cabo, si la silenciosa y complaciente sociedad civil no lo impide, según el método acostumbrado. Señalaba el incisivo Juan Miguel Vega que aquí la casa siempre se empieza por el tejado. Que se lo digan a los sociatas que han pegado el autopelotazo de la Puerta Carmona: esos sí que han empezado a construir la nueva sede por el tejado de las seis plantas que han multiplicado por tres la altura primigenia del edificio. Con la peatonalización ocurrirá tres cuartos bien despachados de lo mismo. Primero se cortan las calles y luego ya se verá. Ni metro, ni tranvía, ni autobuses ecológicos ni nada de nada. En vez de acudir al centro, que la gente se quede en el barrio, donde el concejal de turno –con la ayuda de los colaboracionistas disfrazados de dirigentes vecinales- controla al personal para que no caiga en la tentación de votarle a la derechona.
El nuevo modelo de ciudad no es la Sevilla compacta, homogénea o policéntrica que vende IU mientras sus concejales callan ante el escándalo urbanístico más descarado que se ha vivido en los últimos años. El modelo de ciudad que están perpetrando estos mediocres venidos a más es una Sevilla sin Historia, una ciudad que se convierte poco a poco en una suma de barrios sin personalidad agrupados en torno a centros comerciales que podrían estar en cualquier lugar del mundo, una ciudad teledirigida por profesionales de la política que crecieron en las agrupaciones de barrio del partido y que no han hecho otra cosa en la vida que medrar y pegar carteles. El modelo de ciudad al que se dirige Sevilla es ese guetocentro que se convertirá en un parque temático lleno de turistas por donde circularán los coches oficiales de los nuevos señoritos: los que nos animan a montar en bici mientras ellos siguen montados en el taco.
4 Comments:
Sublime descubrimiento el de este palabro
A mi, casi me molesta más la actitud narcotizada de la sociedad civil que la de esta panda de impresentables. Por lo tanto, no espero nada. Pobre ciudad que le ha tocado estos ciudadanos.
Walter Veltroni, alcalde de Roma, en unas recientes declaraciones al diario "La Stampa",e interrogado sobre la idea de peatonalización de determinadas zonas del centro romano, manifestaba:
-"Los estudios realizados nos indican que una peatonalización total del centro, supondría en la práctica el cierre de una gran mayoría de comercios y de la vida en general del casco histórico.
Tanto hosteleros como comerciantes, así como los vecinos estan absolutamente en contra de la peatonalización. Y no contemplamos la posibilidad de medios de transporte alternativos; el resultado sería el mismo: la lenta agonía del centro de Roma".
Ninguna ciudad europea, ni Madrid, ni Barcelona, ni Paris, ni Londres (Ken Livingstone ha instalado una pequeña tasa o peaje para aquellos vehículos que quieran circular por el centro de la City), ha manejado la idea de cortar el tráfico de vehículos en el casco histórico, por que de facto y tal como demuestran los estudios realizados ,supondría la muerte efectiva del comercio,restaurantes y locales de ocio.
Ni siquiera se les ha ocurrido la peregrina idea de un medio de transporte tan "novedoso" como el tranvia, como modo alternativo al usuario del vehículo. De hecho, Nigel Mortimer, asesor del alcalde de San Francisco en temas urbanísticos y de tráfico, escribía en una tribuna del "Chronicle" en 1999: "El tranvia (en Sevilla "metro ciudad",en fin,...paletada de rigor) en San Francisco sólo se mantiene gracias a la perseverancia del "lobby" por el Mantenimiento de la Historia de la Ciudad de S.F y como reclamo turístico. No aporta nada como transporte público, y sólo es un impedimento más en las ya de por si colapsadas calles de la ciudad".
Sólo a un alcalde como el tal Alfredo, visto lo visto, se le ocurre apostar por algo que han desechado todas las grandes ciudades. Ignoro que sesudos informes y análisis manejan las preclaras mentes del consistorio, que intuyo deben ser "alto secreto", dado que todas las grandes urbes del orbe desconocen los efectos benéficos y balsámicos que el tranvia (perdón, metro-centro) va a ocasionar a los comerciantes y vecinos del casco histórico.
En cuanto pasen los momentos estacionales (Semana Santa y Navidades) se oirán los aullidos del comercio como si hubiera o hubiese luna llena.
Mis felicitaciones a Manuel Santana.
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