La Navidad, fiesta menor en Sevilla
Si mañana es Nochebuena, pasado será Navidad. El tiempo, que ni vuelve ni tropieza (Quevedo) nos da un respiro, abre un paréntesis de luz y de memoria, hunde sus dedos de arena en la herida que siempre se abre cuando se nombra la palabra infancia. El tiempo, como bien sabía Antonio Machado, es el agua que de vez en cuando se remansa y se queda quieta antes de seguir fluyendo sin cesar hasta la mar, que es donde van a parar los ríos manriqueños del morir. Por eso dejamos hoy la agenda jartible de tanto baranda que le da la vuelta al axioma de Valdés Leal: sic transit gloria mindundi.
La Navidad en Sevilla es un simple recodo del tiempo, una pausa más que se suma a la Semana Santa, a la Feria, al Corpus, al Rocío, al extenso calendario veraniego de playa y chiringuito. Uno no entiende cómo puede sobrevivir una ciudad donde sus habitantes lo dejan todo para el día siguiente. Del “vuelva usted mañana” que deprimía a Larra, al “nos llamamos cuando pasen las fiestas”, o cuando terminen las procesiones, o cuando se apaguen los farolillos, o cuando regresen los romeros... ¿Cómo puede sobrevivir una ciudad en pleno siglo XXI con un almanaque que tiene tantos números rojos como las cuentas corrientes de sus jaraneros habitantes?
En realidad las Pascuas, que es como se llamaba la Navidad en los tiempos feliz o desdichadamente pasados, no aportan casi nada al brillo de una ciudad que siempre hizo de su estética propia una seña de identidad y un negocio: aquí vivimos de vivir bien, valga la redundancia de la presunta abundancia. ¿Alumbrado navideño? El verdadero alumbrado hispalense se enciende tras la cena del pescado frito previamente descongelado, vulgo pescaíto. Ahí es donde luce el esplendor de mujer madura envuelta en el oropel de una adolescencia tan falsa como fingida. ¿Nacimientos o belenes? Los besamanos de las Esperanzas que sirven para marcar el Adviento son el mejor ejemplo de que el belenismo hispalense -¡vaya sintagma rancio!- sufre la competencia desleal y secular de una imaginería procesional que llegó al clímax con el Cachorro que no nació en Belén, sino que siempre está a punto de morirse en la otra orilla de la ciudad: esto lo coge un pregonero, le echa unos cuantos romances ripiosos y media docena de décimas –eso ya es fiebre, vulgo calentura- y enjareta medio pregón por el procedimiento del tirón.
Desengañémonos, que eso es muy barroco. La Navidad en Sevilla siempre fue una fiesta pueblerina, un querer sin poder mientras el Gran Poder permanece oculto en el quinario que se remata con la Epifanía que sostiene su advocación: epifanía significa demostración de poder, y eso mismo fue lo que hizo el Niño cuando lo adoraron los Sabios, los Magos o los Reyes, que en esto también hay sus opiniones. Luego llegarían los beduinos para confirmar la frase que dejó escrita José María Izquierdo, creador de la cabalgata del Ateneo, en su imprescindible Divagando por la ciudad de la gracia: “para hacer el ridículo siempre hay tiempo”.
En Sevilla la Navidad es una calle de pueblo sin pretensiones: José Gestoso. De aquella venera salen las calles que han ido conformando y deformando la ciudad, y allí se compran figuritas y trozos de corcho, las camisetas de felpa para abrigarse de los traicioneros fríos sevillanos y el incienso que necesita el capillita para esnifar su dosis diaria. José Gestoso es la calle navideña de la ciudad, el reducto añejo que nos dicta con su sabiduría de las pequeñas cosas que las fiestas grandes de Sevilla son otras. No se puede jugar a todo cuando vivimos en una ciudad que no es precisamente boyante cuando de contar el dinero sonante se trata.
Así pues, dejemos las trifulcas entre comerciantes y concejales a cuenta del alumbrado. Roñosos los unos y los otros, cortos de miras y sevillanos al estilo más cutre de la palabra. Bombillitas azules que cubren a duras penas la mitad de un arbolito, paquetitos colgados de calles estrechitas y poco más. El Nacimiento de la Granja de San Francisco ocupa el arquillo donde Uruñuela o Manuel del Valle aparcaban aquel SEAT 131 Supermirafiori que regalaban en el Un, dos, tres y que nuestros hijos conocen gracias a Cuéntame cómo pasó. El personal pasea por la Avenida como si fuera la calle mayor de lo que es: una ciudad provinciana tirando a pueblerina. El sevillano se ha vuelto turbodiesel: anda mucho y gasta poco. De vuelta a casa, dulces de conventos para los más pudientes y mantecados de hipermercado para los de siempre. Por eso nos paramos cuando vemos al amigo, al conocido o al saludado. Y le deseamos Felices Pascuas. La Navidad en Sevilla no da para más.
Silencio y olvido
Generación del 27. Tal día como ayer murió Bécquer, el padre de la poesía española contemporánea, el poeta sin el cual no se entiende la literatura en lengua española del siglo XX. Estos días se han cumplido ochenta años del homenaje a Góngora que se celebró en Sevilla allá por 1927, cuando se formó aquella generación de poetas que marcaron uno de los momentos estelares de nuestra milenaria cultura. ¿Qué tiene que decir la ciudad a todo esto? Nada. El centenario de un equipo de fútbol o el aniversario del pasado a terciopelo nuevo de la bambalina trasera de un paso de palio es muchísimo más celebrado que todo lo relacionado con nuestras artes y nuestras letras. Sevilla es así. Silencio de madrastra más que de madre. La que podría ser la capital mundial de la poesía, como ya señalara Juan Ramón en su momento, ni siquiera se da prisa para terminar esa Casa de los Poetas que permanece donde habita el olvido, que diría Bécquer. Tenemos lo que nos merecemos.
14 Comments:
Paco, la radiografía que has hecho es aplicable a cualquier punto de Andalucía.
Me alegra volver y comprobar que sigues tan robleriano como siempre. Un beso.
Feliz Navidad a todos.
Felices Pascuas, Paco. y gracias por rescatar a Bécquer del olvido.
Quien dice Becquer a nivel de Sevilla dice Miguel Mihura a nivel de España.
Hace un par de años se cumplió el centenario de su nacimiento y ni un triste reconocimiento.
Felices Pascuas, Sr. Robles.
Desgraciadamente la niña de la albahaca lleva demasiada razón. Más que radiografía, mamografía, porque lo que pretende el andaluz en general y el sevillano en particular, es el mamoneo de un chollito en la Junta, o en el ayuntamiento, algo donde se doble poco la bisagra y se trinque un sueldito más que regular, sin que haya que justificar demasiado la gripe del niño o el entierro de un pariente al que queremos mucho.
Así nos va. A los próceres y próceras que tienen su buena parte de responsabilidad en que todo cambie para que siga igual -la cándida consejera, verbigracia- se les da una patada en el culo hacia Madrid como se hizo con Maleni y la Fraila. Eso sí, a la consejera no le mienten lo de que tiene un morro que se lo PISA, que le da el telele.
Los que felicitan, feliciten a todos, que para felicitar solo al señor Robles se le puede poner un mail privado (pacorobles63@gmail.com, si no estoy herrada, con hache y sin hache). Que el ser mal educado también es muy andaluz, por desgracia.
Felicidades para todos. Y un beso para la niña de la regadera.
De acuerdo con Ud. Sr. Robles en todo salvo en lo último. Si la memoria y el google no me falla, Donde habite el olvido lo diría Cernuda.
Felices fiestas a todos.
Precisión a Mariví:
"Donde habite el olvido" es un verso de Bécquer que tomó Cernuda para titular uno de sus libros, el cual comienza precisamente con el poema que se titula así.
Por tanto, el original es de Bécquer, no de Cernuda, que lo tomó para dejar constancia de que el autor de las Rimas fue uno de sus maestros.
Saludos y Felices Pascuas a todos y a todas.
Paco Robles
Creo recordar que en la fachada del antiguo edificio del Ateneo no hay una sola placa recordando a la Generación del 27, pero sí que en cualquier portada de cualquier Iglesia de Sevilla podemos ver “aquí residió la Hermandad X del tal año a tal otro...”. Efectivamente las cosas más peregrinas son recordadas por las Cofradías pero sin que sirva de precedente, esta vez no voy a culpar a las cofradías: la “obligación” de un cofrade es conmemorar sus efemérides por muy pamplinosas que sean; la obligación de los profesores, intelectuales y gestores culturales es “rescatar” y poner en valor la obra, en este caso de literatos. Y desgraciadamente no lo hacen.
En noviembre se cumplieron 400 años de la muerte de Juan de Castellanos, un poeta interesantísimo y desconocidísimo que nació en Alanís de la Sierra y que murió en Colombia. Hice un proyecto para dar a conocer su obra y contaba con el apoyo de varias Universidades colombianas y andaluzas. Cuando fui a por la guita (la Junta), me pusieron el dedo como se pone a mi vecina de arriba, Ay perfidia
Feliz 2008
Al señor Paco Robles (felicidades por su artículo) y a todos los que por aquí descansan algún momento al día, felices pascuas.
Al final, Solbes tendrá razón, cuando cada vez más personas tienen vacaciones de maestro, es que la cosa no irá tan mal. ¿Cuándo demonios se trabaja aquí?
Sobre el olvido poético, no sólo estoy de acuerdo, sino que duele. Dirán lo que dirán, pero en otros lares tienen las plumas y los pinceles que tanto aportaron a occidente, y no sólo la explotan, sino que además se sienten orgullosos de ellas.
Ay! concejales, concejales... ni siquiera el olvido habitaréis vosotros.
Un saludo
Hay un tipo en Sevilla que ha abierto un blog. Presume -presumía, en su perfil- de ser sanitario de la rama de psiquiatría. Le llamaban psiquiatra y se le hacía el culo limonada. Dice que fundó y dirigió CC.OO. (Sólo es ATS del plan antiguo aunque lo haya convalidado por el de enfermero, que se escribe DUE, y en esa profesión no hay especialidad de psiquiatría, sino de salud mental, que es muy otra cosa). También le solicitaba algún dato de su curriculum laboral. Hoy es superbaranda con un puñado de votos en el concejo.
Eligiendo muy bien las palabras -cagondié, que no las grabé en word- hice un comment, de acuerdo con algunas cosas que decía pero le preguntaba que si era copain de Saborido, que qué edad tenía para contar esa batallita.
¿Ha permitido que salga mi comment? -No, padre, que lo ha censurado, peaso demócrata. ¿Qué ha hecho pues? -Rectificar su perfil y eliminar alusiones a su profesión. (Seguro que hoy no distingue una inyección subcutánea de una sonda uretral).
Qué arte más grande: "el sevillano es turbodiésel, anda mucho y gasta poco"... estás sembrao amigo Paco. Te deseo de corazón una Feliz Navidad y próspero año nuevo.
Un abrazo.
Con la venia de Paco Robles.Para "fuera de contexto":
Mi novia es enfermera y especialista en salud mental, asi que conozco bien el tema. Por eso te pregunto:¿Es el innombrable especialista?. Por que si encima ni lo es...
Disculpas al autor del blog por este post y Felices Pascuas a todos.
No me consta que lo sea ni que no. Pero tendría que ver su título para crérmelo.
Que haya eliminado su perfil como profesional de lo que nunca fue me huele a infusión de calcetines usados.
¡Que dicen que no se llama Navidad! Que estábamos engañados! La mentira la ha descubierto un prestigioso dirigente político del ayuntamiento de Sevilla. Un hombre que nos ha hecho ver la luz y ha descubierto el montaje. Según este personaje, lo que siembre se ha celebrado ha sido el "solsticio de invierno". Lo han descubierto Alfredo Sánchez Monte-serrín y Antonio R. Torrija, en su laboratorio del ayuntamiento de Sevilla.
Así que, a partir de ahora y mientras esto se resuelve, yo he decidido declararme "inocente" y, solidariamente, también os declaro "inocentes". Así que os deseo que durante el día de hoy seáis muy, muy felices, que paséis un 28 de diciembre estupendo.
Te mando mi sitio nuevo para 2008 que ya se siente caliente: http://politicolandia.blogspot.com/
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