Juez iluminado
Muchas han sido las tonterías que se han dicho últimamente al calor de la precampaña electoral. Pero hoy no vamos a detenernos en esa almoneda donde se exhiben las promesas como baratijas que perderán su valor así pase el 9 de marzo. Lo grave ha estado en otro sitio. El ataque que ha sufrido el Estado de Derecho durante estos días ha venido, una vez más, de la mano del virrey de la taifa andaluza. Y se ha dirigido al corazón del poder que equilibra su hegemonía: téngase en cuenta que el cacique controla el poder legislativo a través de la sumisión ovina y bovina de los culiparlantes, y que su dominio del ejecutivo es tan absoluto que se parece cada vez más al Rey Sol... de Andalucía embotellado. Ya ven, del Tío Pepe al Tito Manolo que tanto quiere a sus sobrinos...
Chaves ha llamado iluminado (sic) al juez que absolvió a Benjumea y a Corpas, al mismo juez que desmontó su burda acusación de montaje mafioso que este sátrapa –no es un insulto, corifeos y palmeros chavesianos con blog- que maneja a su capricho los recursos de la autonomía más poblada de la España de ZP. Chaves va de laico de temporada después de haber casado a su hijo en la Catedral de Sevilla y después de haberle dado el primer gubiazo al paso de misterio del Cristo de las Aguas, algo que no hicieron ni los prebostes más meapilas del nacionalcatolicismo. El mismo Chaves que se enfrenta con los obispos, a los que amenaza con el cordón sanitario que ya le aplica a sus opositores, se ha convertido en el pequeño inquisidor del siglo XXI, en el sucesor de Torquemada que ocupa el antiguo seminario y que tilda de iluminados a los herejes de la Segunda Modernización. Contra el juez Guerrero ha empleado la misma palabra que usaban los inquisidores contra los que se atrevían a abrazar el protestantismo: iluminado. ¡Ay, el subconsciente!
A Chaves le molesta soberanamente que alguien le lleve la contraria. Si la jerarquía católica que se agarró a la Contrarreforma no podía ver a los protestantes, Chaves hace lo propio con los que protestan. O con los que no siguen sus dictados. ¿Se imaginan qué hubiera sucedido si la sentencia hubiera sido condenatoria y desde lo que ellos llaman la derechona se hubiera dicho algo semejante? Los corifeos y palmeros del presidente –ellos mismos se llaman así en sus propios blogs- habrían bramado, y con razón, por el desprecio al sistema de libertades que nos hemos dado entre todos. Pero como el señorito es el que ha sacado la pata del tiesto de la división de poderes, ni pío.
El juez Guerrero ya ha recibido la primera andanada del régimen. Lo han llamado iluminado. Chaves no quiere ni luz ni taquígrafos: periodistas en plantilla y la penumbra que le resulta tan familiar a la hora de ejercer un poder que se le queda pequeño. Él mismo lo ha dicho: el PSOE está metido hasta el tuétano en el tejido social andaluz. Incluso ha hablado de una alianza (sic) que nos recuerda más bien el monolitismo –aquí habría que hablar de manolitismo- de otros tiempos.
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar el virrey de la Bética chavesiana? Eso nunca se sabe, pero ya está visto y comprobado que su ansia de poder es infinita. Por eso le molesta el poder judicial que es capaz de llevarle la contraria y de dejarlo en ridículo. Este inquisidor ha sido capaz de controlar algo que no pudieron domeñar los jerarcas de esa Iglesia que tanto le molesta ahora: el Carnaval. Listas negras chirigoteras y se acabó. ¿Críticas a Chaves en el promocionadísimo Carnaval gaditano? Se pueden contar con los dedos de una mano. Sólo había que leer la conversación entre Mortadelo y Filemón que recogía la sentencia del iluminado juez para montar un cuarteto de pelotazo al estilo del Leo o de cajonazo de ahorros: “ Er Pino, Er Chaves y Er Pizarro son tos unos mamones”. En Castellano con mayúscula, que es la jerga del neomamoneo.