martes, abril 29, 2008

El abuelo


Voz de locutora cursi, tipo “¿a qué huelen las nubes?”

“El presidente Chaves tomó posesión de su cargo saltándose las rigideces del protocolo machista y patriarcal que elimina los sentimientos para centrarse en los aspectos más belicistas del poder. El presidente Chaves lanzó un discurso comprometido con el medio ambiente, con el diálogo intercultural y con todo aquello que supone una avance hacia las cotas más elevadas del progreso y de la alianza de civilizaciones, pero el momento culminante llegó cuando su nieta Lucía se dirigió a él, al presidente de todos los andaluces y de todas las andaluzas, y lo abrazó con ese cariño que sólo saben demostrar las mujeres progresistas. Frente a tanto traje oscuro que representa el pasado masculino del poder, la claridad luminosa de las nuevas consejeras y la espontaneidad típicamente femenina de esta niña que representa en sí misma el futuro de nuestra realidad nacional y universal. Ojalá, que en el árabe multiculaturalista de Al Andalus quiere decir Alá lo quiera, llegue un día en que veamos a la pequeña Lucía en el sillón que hoy ocupa su abuelo, y que fuera precisamente éste quien le diera el relevo. Sería la mejor noticia, ya que eso significaría que Andalucía no habría cambiado la senda del progreso por la reacción de la caverna, y que su presidenta llevaría, en su acción, el nombre de nuestra tierra: Anda, Lucía, el futuro es tuyo”.

Voz de presentadora televisiva de sobremesa, tipo “Andalucía es lo mejón der mundo”.

“¡Abuelo! ¡No se me quede dormido, abuelo, que voy a hacerle una pregunta! ¿Vio usted el otro día la toma de posición, o como se diga eso, de nuestro presidente? ¡Sí, claro, Erchave! ¿Quién va a ser si no? ¿No es el que votamos siempre? ¡Po ese mismo! ¿Pa qué vamos a cambiar, abuelo, si nos va de maravilla? ¿Se fijó usted en la nieta? ¡Fue precioso! Erchave, que así lo llamamos porque ‘semos’ andaluces y nos resulta como más familiar, iba a despedirse de la gente importante que estaba por allí, que había ministras como la Bibi de Cai y tó. Entonces fue cuando la nieta se acercó al abuelo y se le arreguindó. ¡Cualquiera quitaba a la niña de los brazos de ese buen hombre1 ¡Pero si es que Erchave es un peazo de pan! ¿O no piensa usted así, abuelo, cuando Erchave le ingresa la paga to los meses en la cartilla? ¡Qué niña más linda! ¡Estaba pa comérsela! Es lo que yo digo siempre: este hombre, Erchave, tiene algo especial que no acaba de ver la gente. Es tan bueno que no quiere aparentarlo. ¡Qué alegría nos llevamos to los andaluces! Así es normal que Andalucía sea lo mejón der mundo, ¿verdad, abuelo?”

Voz de locutor engolado, tipo Nodo.

“Las estancias renacentistas del antiguo Hospital de las Cinco Llagas asistieron, en su mudez de siglos engastados en la piedra, a un acto de intimidad arrolladora que mostró al orbe terráqueo la calidez humana que atesora el presidente de la Junta de Andalucía, excelentísimo señor don Manuel Chaves González. Tras su sexta toma de posesión, la infanta doña Lucía, a la sazón nieta del líder natural de la Andalucía que se encamina en su XXVII Año Triunfal hacia la imparable Tercera Modernización, rompió los rígidos moldes protocolarios para abrazar al hombre cuya misión no es otra que convertir Andalucía en una unidad de destino en lo regional. La familia Chaves al completo asistió a tan magna ceremonia, como mandan los cánones del rancio abolengo que se ha vuelto a instalar en las altas esferas del poder andaluz. Sus Altezas Reales don Leonardo Chaves, conde de Climo, y don Antonio Chaves, marqué de la Cubierta, se dejaron ver junto a la susodicha infanta doña Lucía en un acto difícil de olvidar y que pasará a los anales de nuestra historia”.

jueves, abril 24, 2008

Pleno al 15

Mucho hablar de la quiniela que Chaves tiene que rellenar cada vez que se pone a formar un nuevo gabinetillo y nadie ha caído en la cuenta del gran acierto del presidente. Hasta ahora el bueno de Manolo se conformaba con acertar una quiniela de 14, pero como esto va de forma imparable y Andalucía ha superado el máximo –curiosa paradoja donde las haya, pero la Segunda Modernización es así-, las consejerías llevarán el número que la cabalística machista denominaba como la niña bonita. Pleno al 15. Por los rincones del partido -¿qué partido va a ser?- han cantado bingo con una fruición que va del éxtasis al jadeo. Así es la erótica del poder.

Mientras el Estado mengua como afirma con datos y con brillantez intelectual el profesor Sosa Wagner, las taifas autonómicas siguen engordando su burocracia interna para colocar a los fieles en este proceso que podríamos denominar con un eslogan modelo Zinedine Zarrías: la Segunda Feudalización. Andalucía va camino de convertirse en un estado feudal al mando de un virrey con plenas competencias para controlar las leyes y su aplicación. El poder legislativo y el judicial serían meros paripés, burdas máscaras para disfrazar al fantasma de Montesquieu. Ya se sabe que en esta tierra el señorito ha sido el heredero de aquellos señores feudales. Pues eso. Sigamos por esa línea… hasta cantar el bingo del pleno empleo para todos los miembros del partido, que es de lo que se trata.

Muy poquita gente le ha echado en cara al virrey que engorde la Administración en tiempo de crisis. En vez de apretarse el cinturón, el bueno de Manolo suelta un agujero más antes de fijar de nuevo la hebilla del gasto público. ¡Que no falte de ná! Como buen señorito posmoderno que paga las convidás con parné ajeno, vulgo dinero público, el presidente de una autonomía pobre enriquece la red clientelar con la flamante Consejería de la Vivienda. ¿No podría haberla metido en Obras Públicas, por ejemplo? Eso habría sido lo sensato… para Andalucía, que no para el partido. Tocamos aquí uno de los secretos mejor guardados por estos artistas del trile: ponen el partido por delante de los intereses generales de la comunidad sin que casi nadie se dé cuenta. Es más importante cuadrar la quiniela del reparto provincial y sexual –la ignorancia confunde el sexo con el género- que la preparación de las personas que se encargan de esos asuntos. Verbigracia, la perita Evangelina Naranjo que deberá acometer la inaplazable –Chaves dixit- reforma de la Justicia sin tener ni idea de qué va el tema.

Mientras los andaluces reducen gastos y se ahogan con la subida de las hipotecas, el gobiernillo de Chaves se expande. Más gasto público, que esto es la crisis. Hay que tener contento al partido para que el líder siga siendo indiscutible, y si eso se hace con el dinero de nuestros impuestos, mejor que mejor. Solbes anda enredado con el sudoku de la financiación autonómica, con la rebaja de las previsiones de crecimiento, con el encaje de bolillos que conlleva esta recesión que en Andalucía nadie quiere ver. Su colega Manolo pasa de estos espinosos asuntos y sigue gastando el dinero de todos en el reparto del poder, en ese repartimiento de la tierra conquistada que ya llevó a cabo Fernando III allá por el siglo XIII. La nueva nobleza está formada por unos hidalgos y unas hidalgas que no saben hacer otra cosa que manejar los hilos del poder para que tejer continuamente la red clientelar.

Curiosa paradoja la del pueblo andaluz que aplaude con su voto los logros de la Segunda Feudalización. Permitimos que los dirigentes pongan un cubierto más en la mesa del gabinetillo mientras nosotros nos mantenemos a dieta por culpa de la crisis. ¿A dieta? Mejor sería emplear la palabra que tanto les molesta porque define lo que está pasando: Andalucía está a régimen.

¿Estudias o parlamentas?

En el Parlamento de Andalucía hay tres diputadas y un diputado que aparecen como estudiantes en el apartado que sus respectivas fichas reservan a la profesión. Las cuatro señorías pertenecen al PSOE y responden a los nombres de Raquel Arenal Catena, Susana Díaz Pacheco, Verónica Pérez Fernández y Rafael Velasco Sierra. Este último acaba de cumplir 35 tacos de almanaque, mientras sus ilustres colegas de escaño están entre los 29 y los 33 añitos. Hasta aquí unos hechos objetivos que nadie puede rebatir. A partir de este punto llega el momento para la reflexión o la meditación, ese ejercicio intelectual que don Manuel Pezzi seguirá centrando en la Segunda Modernización: que se sepa nadie le ha dicho al pensador de tan singular gesta que deje de hacerlo.
¿Cómo es posible que alguien con 35 años siga siendo estudiante de profesión? No crean que estamos ante un cuarteto de lumbreras que acumulan títulos y doctorados: ninguno ha terminado la carrera, de ahí que no puedan hacer como otros parlamentarios que señalan su titulación como si fuera su profesión. Ya puestos a no creer, que nadie piense que estos cuatro estudiantes son un simple relleno. Susana Díaz ya ha sido concejal y diputada en el Congreso, y su nombre sonaba –agárrense que vienen curvas- como posible consejera en el gabinetillo que Chaves ha pintado con su habitual paleta de grises. Y Rafael Velasco es el número cuatro de la Ejecutiva Regional del PSOE-A.
La pregunta cae por su propio peso: cuando se habla de renovación, ¿de quiénes estamos hablando? Muy sencillo. Nos encontramos ante una generación de políticos y políticas profesionales que no han hecho otra cosa en su vida. En vez de estudiar una carrera se han dedicado a medrar en el partido. No tienen oficio ni beneficio más allá de la lista donde los sitúa el mismo aparato al que pertenecen. Y encima se creen que son la generación mejor preparada de la historia. Antes de seguir con el siguiente párrafo pueden darse un respiro o un alivio, como prefieran, en forma de carcajada amarga.
¿Cómo podemos confiar nuestro futuro a una serie de profesionales del aparato que no han trabajado en su vida? Como bien señala más de un socialista de la vieja escuela, estos jóvenes tienen todos los defectos de los políticos de antaño… pero ninguna de sus virtudes. No ven más allá de las estrategias a corto plazo que les permiten mantenerse en el poder que les da de comer, de beber, de viajar, de vivir a costa del erario público sin haberse sometido a la más mínima prueba. Aquí tocamos el secreto de la política actual. No hace falta demostrar nada para acceder a los cargos públicos, pues lo contrario sería un incumplimiento flagrante del igualitarismo democrático. Pero una vez instalados en la poltrona se convierten en profesionales de la res pública sin que hayan pasado ningún filtro de calidad. Dicho en román paladino: tienen todas las ventajas y no sufren ningún inconveniente.
Ya hemos señalado que Fátima Ramírez, la diputada más joven del Parlamento de Andalucía, ha dicho públicamente que no hay que cambiar nada. Así pues, quien espere una renovación política desde dentro del PSOE puede esperar. De la juventud, divino tesoro, no llegará, pues sus miembros más conspicuos son fieles y acérrimos seguidores del catecismo laico que rige el aparato del poder. Los cachorros y las cachorras del régimen se convierten, como los jóvenes de la revolución que en China llamaron cultural, en los grandes valedores del liderazgo indiscutible del abuelo Manolo. Las adhesiones inquebrantables no nacen en el corazón, sino en la cartera. Estos jóvenes parlamentarios están sobradamente preparados para hacer lo mismo que Zarrías o Pizarro. En la puerta del Hospital de las Cinco Llagas han puesto el rótulo dantesco: “Perded toda esperanza”. Y alguien ha pintado con tiza: “Y la vergüenza, también”.

viernes, abril 18, 2008

Refrito variado

El discurso de reinvestidura –hay que inventar palabras para redefinir la redundante realidad- de Manuel Chaves fue una demostración palpable del paradigma gastronómico que sigue su equipo de negros literarios y asesores a sueldo: el refrito variado. Pescado congelado con veinte años de experiencia en la nevera. Por aquí un poquito de merluza planificada, por allá unos trocitos de choco modernizador, en aquel lado unas pijotas medioambientales y en esta zona unas acedías educativas. Todo junto, roto revuelto según el método de cortar y copiar los trozos de discurso que envían desde las consejerías, todo refrito bajo la pringosa harina que enmascara el rancio producto congelado.

Los asesores de Chaves ya no saben cómo revestir lo antiguo con el oropel de la falsa modernidad. Anuncian “servicios tranviarios” en vez de tranvías, y hablan de lo multimodal (sic) en materia de transportes como si fuera la última moda... aunque luego no expliquen de qué se trata. El discurso de ayer fue un refrito variado que podría haber hecho las delicias de los invitados a las bodas de Caná. Chaves no convierte el agua en vino –los trasvases sí los reconvierte en desaladoras para no desentonar con ZP- pero es capaz de convertir los incumplimientos electorales en nuevas promesas: eso es reciclaje y lo demás es cuento. Verbigracia, el metro de Sevilla que anuncia para la próxima legislatura cuando es un incumplimiento de la anterior.

¿Y el urbanismo? ¿Cómo es capaz de decir a estas alturas que la ciudadanía está inquieta por el crecimiento desordenado que se produjo en otras fases del desarrollo urbanístico? ¿En qué fases, si la costa se ha llenado de cemento en el periodo del régimen chavesiano? Cuando Chaves anuncia una ciudad compacta (sic) no hace más que señalar lo que se ha hecho. Muchas ciudades andaluzas, antes pueblos, se han compactado hasta más no poder. En cuanto al agua, el pasado y futuro presidente de la Junta quiso sacarla de la confrontación (otra vez sic) política. No habla Chaves de debate porque no sabe ni quiere saber qué es eso. Lo suyo es la confrontación con el Gobierno cuando no están los suyos en Madrid, o con la oposición en el caso que nos ocupa. Por eso le traicionó el subconsciente cuando usó este término que le quedó, eso sí, tan claro como el agua.

El refrito variado tocó el tema de la educación para dejar en ridículo a Cándida Martínez, esa consejera que se ha ido del barco antes de que se hunda. Chaves reconoció tres problemas: rendimiento escolar, abandono de las aulas y violencia. Cuando alguien decía esto mismolo tachaba decriminalizador la ausente y huidiza consejera que Chaves mantuvo en el sillón durante ocho largos e interminables años. Ahora se reconocen los errores y se insiste en el plan de soborno escolar que pretende comprar la dignidad del profesorado por los 7.000 euros que se les ofrece para que terminen con el fracaso escolar... en los papeles. O en los registros informáticos, ya que Chaves anunció una Junta sin papeles. ¿Recuerdan a Salvador Domínguez cuando acudió como director general de la RTVA al Parlamento y dijo literalmente que estaba chungo de papeles? Pues eso nos espera: una Junta sin papeles, ya que basta el basto papelón de estraza para servir cada cuatro años el refrito variado y previamente descongelado del discurso chavesiano.

Dos perlas rematan este refrito. “Apoyaremos nuestra oferta cultural con nuevas instituciones”. Eso no es apoyar la cultura, sino colocar a más bibianas y vivianos –con uve de vividores- del partido en el engranaje de la Junta. Y la última es barroca y paradójica: “Las personas mayores se están haciendo cada vez más jóvenes”. ¿No será al revés?

martes, abril 15, 2008

Descrédito y vergüenza

“Cuando salió del juzgado era tarde. Llamó por teléfono a sus hijos desde los jardines donde él jugaba cuando era niño. El pretexto era la comida, el almuerzo que habían tenido que calentarse después de la jornada de clases en el instituto público al que acuden. La realidad era otra. ‘Sobre la paternidad hay una cosa en el plano sentimental que me afecta mucho: procurar que mis hijos nunca tengan que vivir con una referencia negativa de lo que hizo su padre, negativa en términos de la honestidad, de la verdad’ (José Luis Rodríguez Zapatero)”.

El día 22 de noviembre de 2007 rematábamos así los Tres Avisos de aquel jueves gris y feo. Estábamos sumergidos en el juicio de Chaves contra la libertad de expresión y nos arriesgábamos a que el toro de la sentencia que habría de dictarse nos dejara la femoral hecha un asco. Un mes más tarde se haría pública esa sentencia: Rosell y Caraballo fueron declarados inocentes. El mensaje sonó en el móvil mientras un servidor le hacía una foto a su mujer –a la mujer de su vida, habría que decir para ser exactos- en el monumento a las víctimas del fascismo que los berlineses mantienen abierto para que la memoria no nos falle. Las casualidades no existen.

Aquel juicio dejó a Chaves desnudo del equipaje propagandístico que le habían preparado los voceros del régimen. ¿Qué habría sucedido si EL MUNDO hubiera sido condenado? No hay equilibrios en esta Andalucía donde unos son culpables aunque se demuestre lo contrario y otros son inocentes aunque los cojan con el carrito de los helados... o con los préstamos condonados y sin pagar. “Descrédito y vergüenza”. Así se desmarcó el hábil Zinedine Zarrías cuando este periódico destapó el asunto Climo Cubierta que dejó al descubierto los métodos chavesianos de ocupación de la Junta de Andalucía. El pícaro Gaspar de Cazalilla afirmó en la sede donde reside la soberanía popular de todos los andaluces, vulgo Parlamento, que los urdidores de esa mentira sufrirían el descrédito y la vergüenza. Ha pasado el tiempo que solicitaba Zarrías y ha vuelto a perder el régimen en los tribunales: la querella que nos endiñó el hermano del bueno de Manolo, en las tarjetas de visita Antonio José Chaves González, se ha ido al garete del archivo judicial. Dos por el precio de una... y en tres meses y medio.

¿Descrédito y vergüenza? Eso se lo dejamos a los que manejan los presupuestos públicos para trenzar la red clientelar que los mantiene en el poder a costa del retraso de Andalucía. El descrédito queda, como su nombre indica, para los que no pagan sus créditos: siempre hubo señoritos en esta Andalucía que hacían lo que les venía en gana, pero ahora han cambiado el cortijo por San Telmo. Y la vergüenza es patrimonio de los que la tenemos, no de los que la perdieron hace tiempo y se dedican a navegar por las aguas sucias de una política que contaminaron sin pudor.

¿Qué habría sucedido si se hubiera admitido a trámite la querella del hermanito de Chaves contra EL MUNDO? Clamarían los que ahora callan. Zarrías nos anunció en sede parlamentaria que sentiríamos una vergüenza que ellos ya no sentirán jamás: hay cosas que se pierden una vez y que ya no se recuperan nunca. En cuanto al descrédito, ahí está la verdad del asunto refrendada por los tribunales. Nosotros sí podemos rescribir el artículo que firmamos en noviembre. Zarrías, que hizo de portavoz de la familia Chaves, no.

Coda: el abogado de Antonio José Chaves debería saber que esto no es un editorial, sino un artículo de opinión. La próxima vez que se querelle contra un periodista, que al menos respete los nombres de los géneros y subgéneros. Y que no cambie los titulares: en la querella se nos adjudica un artículo, que no editorial, titulado “El tío y el sobrino”, pero se adjunta la fotocopia de otro que se titula “El tito Manolo”. A ver si se aclaran por lo menos...

lunes, abril 07, 2008

Los nuevos señoritos en el corral de la comedia

“En Sevilla unos viven / del escenario / y otros tantos malviven / de hacer el palco. / ¡Vaya comedia! / Media Sevilla aplaudiendo / a la otra media”. La seguidilla del fino y mordaz poeta José Antonio Ramírez Lozano, sevillano de adopción y de vocación que no practica el arte de la ojana, describe el corral de la comedia en que los sevillanos han convertido la ciudad. Este corral de comediantes empeñados en parecer lo que aparentan y en aparentar lo que no son se convierte en el corral de la tragedia cuando llega el mes de abril. De la platea de la plaza de San Francisco, a la plaza cerrada de los toros donde la ciudad vuelve a convertirse en una suma de sus dualidades: el sol y la sombra, la barrera y la grada, el abono y el mangazo: media Sevilla invitando a la otra media.

Esta plaza que antes provocaba sarpullidos en la piel sensible de la progresía hispalense, que no sevillana, se ha convertido ahora en centro de peregrinación laica para los que en el pasado despotricaban de semejante antro reaccionario. Han cambiado los tiempos y han cambiado los hábitos de aquellos monjes que lucían barba y trenka y que hoy van revestidos de trajes de impecable corte aderezados con corbatas de fina seda italiana. Son los nuevos señoritos que siempre aspiraron a lucir los modos y manera de los maestrantes que tanto horror les provocaban y que fueron el silencioso modelo que regía sus vidas y destinos.

No hay más que tener ojos para ver y un poco de libertad para decirlo en voz alta o para escribirlo en un periódico que nos permita ese lujo. Están perfectamente colocados en las barreras, en el callejón, en los balconcillos, en los lugares estratégicos que les permiten dejarse ver para dejar claro quién manda en la ciudad. Y para que no haya lugar a ninguna duda, en el Paseo Colón, que no Paseo de Colón, han reservado un amplio espacio para sus coches oficiales. Las señales de tráfico instaladas en la acera donde se le rinde culto estatuario a Carmen y a Pepe Luis Vázquez no engañan. Placas donde se mezclan, como en la plaza, el azul y el rojo en una simbiosis cromática impensable hace treinta años.

¿Por qué consiente el pueblo que ha de sufrir atascos y retrasos en las obras públicas estas maneras de señorito rancio? ¿Por qué no alza nadie la voz y les dice en su cara que no es de recibo ir a los toros en coche oficial? ¿Por qué hemos de pagar las dietas de los conductores mientras el señorito pega el mangazo en la Maestranza y luego vuelve a casa, o a la Feria, en el vehículo oficial que le permite moverse sin problema alguno por la ciudad que es un calvario para el resto de los ciudadanos? Si tenemos en cuenta que los progres revenidos y reconvertidos en militantes del ecologismo oficial ven con buenos ojos estas prácticas, y las califican como transporte público, entonces comprendemos que media Sevilla se ría de la otra media aunque las mitades no sean ni mucho menos proporcionales.

Durante estos días habrá muchos sevillanos que se tiren el farol bajo los farolillos del Real que no responde a su nombre: no hay nada tan poco real, tan falso e impostado como la Feria de Sevilla, una de las más bellas mentiras que ha dado la ciudad. Pero nunca podrán superar las cotas que han marcado estos progres reciclados en señoritos de nuevo cuño. Mandan en la ciudad sin necesidad de apuntarse en los añejos círculos que prolongan la agonía decimonónica del casino que bosteza en tardes de sopor. Mandan en las instituciones oficiales, en las empresas públicas, en las cajas de ahorro donde se reparte la manteca colorá, en las asociaciones de todo tipo: sindicales, empresariales, vecinales...

Por eso caen en la trampa de la Maestranza, esa sirena que los convoca cada tarde con el canto de su belleza dormida, con la fina arquitectura de mujer rotunda y tostada al sol declinante, con las notas tibias que Tejera le arranca al pasodoble, con el bordado del traje de luces que semeja el manto virginal de su encanto femenino y sutil. Los llama y ellos no pueden resistirse a la fascinación que ejerce la aristocracia que en Sevilla siempre se conoció con el nombre del señorito o del maestrante, a elegir. Los amos y señores de la plaza no se han movido de su sitio. Han aguantado las embestidas de la demagogia cuando los progres de antaño gritaban por la Avenida que a los fascistas y burgueses les quedaban pocos meses. ¿Recuerdan? Aquí los únicos que no se han movido de su sitio son los maestrantes. Los otros cambiaron la trenka por el coche oficial que cada tarde los espera en la puerta del corral de la comedia.