viernes, abril 21, 2006

No es lo mismo



Hay que echar mano de la ironía para que el trago sea menos amargo. Como un café muy cargado nos ha sentado la última bargallonada, esto es, la última declaración de Bargalló, el Zinedine Zarrías del gabinete de Maragall. Café con un punto de mala leche que nos ha despejado del todo, que nos ha abierto los ojos y que nos ha despertado del limbo en que pretendían adormilarnos el trío calavera: el bueno de Manolo Chaves, el dandy Durán i Lleida y la matrona Manuela de Madre, partera charnega –así la llama su colega Jordi Sevilla- del recién nacido Estatuto de Cataluña.

Este café que nos ha servido en taza pequeña –el tópico se cumple una vez más- el conseller en cap de la Generalitat nos recuerda la cuña radiofónica de antaño. ¿Recuerdan? “Lo digo yo, lo dices tú, el mejor café, Catunambú”. Cambiemos la letra pero conservemos el ripio. “No lo dices tú, ni lo digo yo: lo dice el facha de Bargalló”. Lo ha dicho muy clarito, como si fuera café americano o de puchero, el ínclito Bargalló. Cuatro palabras que lo resumen todo y que terminan con ese enredo al que en Cádiz llaman mamoneo. “No son lo mismo”. Cataluña y el País Vasco no son lo mismo que nosotros. A ver si nos vamos enterando de una vez, que bastante tienen con subvencionarnos el PER para que los campesinos andaluces vivan del cuento.

Mientras tanto, el virrey Gaspar vuelve a su manía de repartir carnés de buenos y malos andaluces. Parece que no hemos salido del otro régimen, el que llamaba malos españoles a los que se atrevían a disentir de la unidad de destino en lo universal. Amenaza Zarrías con distribuir la consigna de la foto de las Azores para cargarse a los que no firmen el Estatuto que Chaves ha pactado con los restos del naufragio de Izquierda Unida. ¿Foto de las Azores? La de Chaves con los que sostienen al que nos dice, en la cara y por derecho, que nosotros no somos iguales que ellos. Que no somos lo mismo.

Vamos a dejarnos de ponencias y de denominaciones, de realidades nacionales y de surrealismos regionales, de preámbulos y demás farfolla leguleya. Vamos al grano que le ha salido a Chaves en salva sea la parte. Un forúnculo que le ha endiñado Bargalló, el segundo de Maragall, para que no se le suba la moral al inquilino de la Casa Rosa. “No sois lo mismo”. Si Andalucía se denomina nación o realidad nacional, los catalanes volverán a poner el marcador a cero para iniciar un nuevo proceso. Eso le molesta mucho a Alfonso Guerra, el mismo que luego vota en el Congreso, con el resto del rebaño parlamentario del socialismo andaluz, lo que le ordenan desde Ferraz: la pela es la pela, y la nómina es lo único que tienen para llegar a fin de mes o de legislatura, a elegir.

Desde aquí proponemos solemnemente que cambiemos de una vez el himno de Andalucía. Blas Infante no dejó su vida en una cuneta para esto. Es más propio de estos tiempos entonar la canción de un andaluz universal que ya tiene la medalla que concede Chaves cada 28-F: Alejandro Sanz. Su canción puede servirnos para darle la razón a Bargalló y para que Durán y Manuela de Madre aplaudan el silencio cómplice de alguien que defiende a Andalucía... por las que hilan. Que cante Alejandro Sanz su tema “No es lo mismo” para dejar claro que no pretendemos cargarnos el modelo asimétrico que están diseñando en las altas esferas de la progresía ibérica.

Del café para todos que pedía Clavero, a este reparto que pretenden hacer vascos y catalanes con la complacencia sonriente de Zapatero: café solo para ellos, y achicoria para el resto. Lo han dicho por activa y por pasiva. Y lo peor de todo es que nosotros tenemos que pedir perdón por la catalanofobia que nos imputan. Y que conste que ni lo dices tú ni lo digo yo: lo dice el neofascista de Bargalló.

miércoles, abril 19, 2006

Félix Bayón

"De un mal golpe". Así se titula la novela que nos ha dejado, en herencia, el maestro Félix Bayón. El Sábado Santo volvió a repetirse, por enésima vez, el verso fatal de Bécquer. “¿Quién me dio la noticia? Un fiel amigo”. El mismo que nos presentó en una taberna de Málaga. El mismo que le dejó ayer un artículo hondo y trágico, shakespaeriano, en su Matacán diario. Fue Javier Caraballo. Y terminó la entrecortada conversación telefónica con cuatro palabras como cuatro aristas de niebla. Hemos perdido un amigo. Eso es todo.

Félix Bayón se hacía querer. Tenía un corazón de quince años que le habían trasplantado en 1992, una risa contagiosa y sonora, y una visión insobornable de la vida y del periodismo. Su magisterio no está en la forma lúcida, clara, como trazada con cuerda seca, de escribir sus artículos. No. Lo valioso de su herencia va mucho más allá. Bayón era uno de esos tipos que no están dispuestos a dejarse llevar por el cinismo, ese canto de sirena que le sirve al poder para atraerse a los mejores.

Vio de lejos la corrupción del Gil y de su GIL, ese cáncer que le ha salido a Andalucía por la piel de su costa. No se doblegó ante el paquidermo, luchó con toda la fuerza que le dio su moral, su incorruptible ética, y al final salió ganando aunque la muerte se lo llevara por delante. Pero no se quedó ahí la cosa. Félix Bayón tampoco se doblegó ante el omnímodo poder de la Andalucía oficial, la que viaja en los trenes de la propaganda y de la autocomplacencia, la que le negó cualquier honor en vida mientras premiaba a cantantes de consumo y a figurines de última moda. Incluso se permitieron el dudoso gusto de presionar a ciertos medios para que lo quitaran del ídem, esto es, del medio. Y lo consiguieron. ¡Vaya si tienen poder!

Pero al final siempre ganará el bueno, como en el cine. Bayón ha llegado el primero a la meta, que decía Borges del mal poeta que caía en el inevitable olvido. Ha llegado a esa cinta que marca la frontera de los que mueren limpios de polvo y paja, exentos de corrupción, sin olor a aguas pestilentes. Lo suyo no era trincar, sino denunciar. Su corazón quinceañero le marcaba un ritmo que nos costaba trabajo seguir. Ha puesto la primera piedra para que Málaga sea la ciudad ilustrada de Andalucía, la que no se pliega ante la maquinaria de la corrección política que utilizan a su antojo los que sólo se preocupan de mantenerse en el poder. Málaga como la ciudad que abre puertas y ventanas para que la libertad de expresión sea algo más que un sintagma.

A Félix Bayón nunca le dio miedo el huevo de la serpiente que acunaba el gilismo, ese fascismo de jacuzzi y guayabera que compró a tanto progresista de boquilla que luego se ha sorprendido de una corrupción que en su momento les vino de perlas para mantenerse en el poder. Ni se dejó llevar por el fantasma del facherío con que los progres dominantes amedrentan a los que se salen del tiesto que riegan generosamente con dinero público. Lo suyo iba más allá de la secta: por eso no lo entendieron ni en un bando ni en el otro.


Deja una herencia formidable. Amigos que seguirán su tarea, gente que le llora por las esquinas esquinadas del periodismo, lectores que sufrirán su ausencia como si a la mañana le faltara algo. Y nos deja, sobre todo, su ejemplo. Su imperativo ético y estético –el sentido del humor que no falte- nos guiará por las tinieblas que el poder dispersa para que cundan el despiste y el desánimo. Para conjurar esa oscuridad cogeremos el farol que nos ha dejado Bayón y echaremos mano de su memoria. “¿Qué habría escrito Félix sobre este asunto?” He aquí la clave que nos abrirá el cofre donde se guarda el tesoro más preciado que los cielos dieron a los hombres: la libertad.

Que la tierra te sea leve, “como un poco de nieve que no oprime” (Cernuda).

martes, abril 04, 2006

Raúl Rivero

Ante el atropello que ha sufrido Raúl Rivero por una cuadrilla de fascistas o de comunistas, a elegir, en la Universidad de Sevilla, transcribimos el articulillo que Pascual Serrano escribe en rebelion.org. En vez de silenciarlo le damos voz: así se retratan mejor estos totalitarios. Lean, porque no tiene desperdicio...

Raúl Rivero en España

El anticastrista Raúl Rivero ya ha encontrado trabajo en España, será colaborador del diario El Mundo, una noticia peculiar porque hasta ahora solía escribir en El País. Es evidente que Raúl Rivero necesitará un sueldo para subsistir en España, aquí no existe la libreta que le garantice algunos mínimos alimentos y los libros que quiera comprar tienen un precio diez veces mayor que en Cuba. En El Corte Inglés no podrá llenar la cesta de la compra con precios limitados y subvencionados como hacía en la isla. Y la electricidad, el teléfono y la vivienda le costará mucho más que en La Habana. Supongo que estará indignado porque el gobierno cubano no le dejará alquilar su casa en la capital cubana para lograr un pequeño ingreso económico. Incluso es posible que el estado cubano se la retire para realojar en ella a alguna familia que no tiene vivienda en un insolente atropello del derecho a la propiedad privada de Raúl Rivero.
Sin duda Rivero ha tenido mucha suerte en nuestro país, no tuvo que venir en patera, ha encontrado trabajo inmediatamente y supongo que no vivirá en un albergue de inmigrantes o en un piso compartido de asilados políticos como muchos de los que tiene que alojar la Comisión Española de Ayuda al Refugiado.
En el diario El Mundo no sabemos si desplazará a la cubanofrancesa, también furibunda anticastrista, Zoé Valdés o sumaran esfuerzos y discursos en el diario de Pedro J. Nos quedaremos con la duda de si hubiese encontrado también trabajo en El Mundo en caso de haber sido conserje.
O si, siendo también poeta y no crítico contra Fidel Castro, lo hubiese reclutado el diario español.
A España han llegado muchas personas perseguidas en sus países de origen, desde Colombia, Marruecos, Perú... Pero ninguno es contratado por el diario El Mundo ni por ningún periódico. No veo a ningún sindicalista colombiano escribir con regularidad en el diario, ni tampoco ningún escritor de ese país, que los hay. Estoy convencido de que tampoco el botones del periódico es un cubano “exiliado” de Cuba.
En Cuba el gobierno garantiza algunos alimentos, una humilde vivienda y un modesto trabajo a los ciudadanos. Pero, sin duda, si uno apuesta por escribir criticando y atacando al gobierno cubano consigue más alimentos, mejores viviendas y trabajos más remunerados. Sí, Raúl Rivero, ha mejorado su situación dejando Cuba para venir a España.

sábado, abril 01, 2006

Pico y pala

Esperanza Aguirre pasó por Andalucía y les dejó a sus compañeros de partido un mensaje muy clarito. El PP andaluz debe convertir sus duplicadas siglas en dos herramientas de trabajo imprescindibles para llegar al poder. PP vendrían a significar pico y pala. Eso es lo que hace falta en un partido instalado en la desmoralización, cuando no en esa rara autocomplacencia de la oposición a sueldo. Aquí tocamos uno de los puntos débiles del Partido Popular en Andalucía. Sus dirigentes viven, en lo personal, muy bien en una oposición que les permite desertar de la tiza, o llevar a casa un sueldo que no podrían obtener en la empresa privada. En los cenáculos del partido se les llama a estos dirigentes de segunda fila los “quinientasmil”, porque siempre dicen lo mismo. “Mi sueldo son quinientas mil, y tú me dices con quién me tengo que meter”.

Estamos ante el síndrome del portero suplente, el que cobra todos los meses sin necesidad de recoger el balón de la portería. No les meten ningún gol, no tienen que despejar de puños, no se manchan de barro, no sufren entradas ni tienen que soportar las críticas por ninguna pifia. Ven el partido desde el escaño del Parlamento, y ahí se las den todas. Así no se les puede ganar a los profesionales de la política, a los que entran directamente al tobillo en cuanto algún contrario intenta jugar a la pelota, a los que presionan hasta el último minuto y no dan un balón por perdido.

Javier Arenas sabe que está entre la espada o el espadón de la derecha rancia que aún conserva el aroma a alcanfor en los pueblos de la Andalucía profunda, y la pared el pijerío que le da al partido una imagen acorde con lo que el régimen espera de la oposición: el complemento perfecto. Al PP le hace falta pico y pala, como bien dice Esperanza Aguirre. Y liberarse de esos miedos y esos complejos que lleva a sus dirigentes, incluso a sus militantes, a refugiarse en el muro de las lamentaciones ante cualquier atropello cometido por los barandas del régimen: atropello con o sin carné de conducir, como ha empotrado el concejal dimisionario de Alcalá de Guadaíra.

Cuando ocurre algo así, los peperos andaluces se rasgan las vestiduras –polo o blazier, según la temporada- y se hacen las mismas preguntas de siempre. ¿Qué habría sucedido si el concejal que conducía sin carné hubiera sido del PP? ¿Cómo habría abierto los informativos la cadena amiga de Chaves? ¿Hasta dónde habrían llegado Zinedine Zarrías y Pizarro en sus críticas inmisericordes? ¿Por qué este asunto se queda entre nosotros y no llega hasta Madrid? Son las preguntas repetidas hasta la saciedad, las mismas que demuestran la incapacidad del partido para defenderse y para contraatacar, para llevar a la realidad los deseos que se quedan enquistados en la queja.

Pico y pala. Pico para desmontar los mensajes de la propaganda del régimen, y pala para trabajarse los pueblos y los barrios a los que aún no ha llegado la posibilidad de la alternancia. Pico para derribar tantos muros de silencio donde se refugian sindicalistas y empresarios acogidos al régimen de la concertación, y pala para abrir una zanja donde se puedan enterrar todas las trampas que el régimen ha ido urdiendo a lo largo de estos años, empezando por el silencio al que somete a los andaluces que se atreven a ejercer algo tan básico en una democracia como el derecho a la crítica y a la discrepancia.

El PP debe enterarse de una vez que la oposición no consiste en vivir del presupuesto para darle apariencia democrática a un régimen. A ver si alguien los convence de que Andalucía no es de nadie. Si están a gustito en ese papel, con su pan y su foie se lo coman. Pero la alternancia se consigue con una alternativa. Y esta no se construye sola. Ya lo ha dicho Aguirre. Pico y pala. Y a trabajar.