miércoles, junio 28, 2006

El monaguillo rojo

Nota: dedicado a lopera in the nest, que me lo ha pedido. Un abrazo, amigo.

El anticlericalismo de los sociatas va por barrios y por oleadas. Muchos de ellos crecieron a la sombra de los curas progres, y se les nota el olor a sacristía de lejos. Otros van de anticlericales con esa suficiencia que sólo otorgan la ignorancia y la prepotencia. El último en saltar a la arena ha sido don José Pliego Cubero, prócer de la realidad nacional andaluza, diputado nacional que ocupa un escaño que logró en su provincia de Jaén por unos méritos indiscutibles: no hay nada como estar al lado de los que confeccionan las listas. El señor Pliego protagonizó el pasado mes de mayo una heroicidad digna de figurar en el nuevo Estatuto de Andalucía, ese cajón de sastre donde el pensador Pezzi, felizmente recuperado para la causa, podría incluir las conclusiones del proceso de la Segunda Modernización, esa gesta de Chaves que sigue asombrando al resto de la realidad mundial.

Este Pliego sin cordel se fue de madre, vulgo se desmadró, cuando los peperos se rebelaron en el Congreso por mor de las detenciones ilegales que sufrieron dos militantes del partido de la gaviota. ¿Recuerdan? El caso Bono, que también se llama. En pleno fragor dialéctico, el diputado Pliego emuló –que viene de emular, no vayamos a confundirnos- a su antecesor Ortega y Gasset. Pero en vez de emplear el verbo se quedó en el gesto. Según denunció en su momento la diputada popular Ana Belén Vázquez, el diputado Pliego no se plegó a las normas de cortesía que impuso la derechona hace siglos, y le dirigió esa muestra de cariño cuya traducción nos ahorraremos: le presentó la mano derecha con el dedo corazón erguido y el resto formando el puño pero sin la rosa. La diputada del PP asegura que fue algo más obsceno, lo cual está por demostrar. A ver si los investigadores de la historia más o menos contemporánea se ponen manos a la obra.

En el PSOE andaluz han elegido al señor Pliego para atacar a la Iglesia andaluza. ¿El motivo? Los más ingenuos pensarán que se trata de poner a los curas en su sitio y a los crucifijos en los templos. Pero no nos despistemos. El caso del colegio San Juan de la Cruz no les importa lo más mínimo. Entre otras razonas porque estos desertores de la tiza –el señor Pliego lo es- prefieren para sus retoños los colegios privados o concertados. ¡Si el Opus hablara...! Eso es un asunto menor. Lo que les irrita es que la jerarquía católica se haya atrevido a criticar el Estatuto de Donmanuel. A partir de ese momento se despliega –nunca mejor dicho- la artillería anticlerical: el mester de clerecía que le otorgó el título de Hijo Predilecto al cardenal Amigo Vallejo se reconvierte en el mester de progresía que se disfraza de comecuras. Puro teatro. Otra farsa.

¿Qué tendrá que decir el señor Pliego del primer gubiazo que le endiñó el presidente de la Junta a un paso de Cristo? ¿Acaso es propio de un país laico que cientos –pronúnciese cienes y cienes- de alcaldes y concejales procesionen con varas doradas o plateadas en cuanto suenan los tambores? ¿Y la casa del Rocío que ha alquilado la muy laica Diputación de Huelva? ¿Hablamos del museo de la Semana Santa que ha presentado el Ayuntamiento de Sevilla? ¿O nos quedamos en la boda del hijo del jefe en la Catedral hispalense, rodeada de todo el boato que requiere el casamiento del señorito que manda en estos tiempos?

El anticlericalismo de Pliego no es fruto de sus ideas ilustradas. No nace del convencimiento, sino de la conveniencia. Podemos estar de acuerdo con su postura sobre los símbolos religiosos en los colegios públicos, pero no nos tragamos la rueda de molino con la que pretende que comulguemos para no pasar por carcas. ¿A qué viene que un diputado nacional salga en defensa de la Junta de Andalucía? Muy sencillo. Se lo habrá mandado su superior, Fray Gaspar de Cazalilla. En realidad, Pliego no puede ejercer anticlerical porque es un simple monaguillo del padre Zarrías. Te alabamos, señor.

lunes, junio 26, 2006

El Intocable

“Lejos de nosotros la funesta manía de pensar”. Así rezaba el cartel que exhibían los partidarios de Fernando VII, el rey absolutista al que le preparaban las carambolas del billar como a Franco le acercaban los salmones a la caña. O como a Chaves le hacen las entrevistas a medida en la sastrería de Canal Sur. En Andalucía deberíamos cambiar el eslogan, previo paga a los pensadores de la propaganda modernizadora, y dejarlo más o menos así. “Lejos de nosotros de funesta manía de criticar”. Kant no tendría sitio en nuestra realidad nacional con tanta crítica de la razón pura o de la razón práctica. Aquí nos conformamos con intelectuales de la talla de Luis Pizarro.

Si Maragall es el Honorable, en Andalucía deberíamos crear la figura del Intocable, un título que le viene a Chaves como anillo al dedo con que nombra a sus asesores a sueldo. Inciso muy, muy, muy malvado: hablar de la resaca del referéndum catalán, estando Maragall por medio, tiene tela de guasa. Los cronistas podrían haber empleado otra palabra, ya que la resaca tiene unas connotaciones que... Vamos a dejarlo ahí.

El Intocable Chaves, alias Manolo para los compañeros de partido, no consiente que nadie le lleve la contraria. Lo bueno de su actitud es que nos permite alejarnos del engaño. Así se reconoce a los mediocres a una distancia propia de la visión del lince, ese animal al que tratan mejor que a los pobres que no tienen ni siquiera el salario social. A Chaves no pueden criticarlo ni las ministras de ZP. Un simple alusión de Cristina Narbona ha provocado la humillante rectificación de la ministra de Medio Ambiente para dejar claro que Donmanuel no tiene la culpita de la degradación del litoral andaluz. A sus colegas del PRI-partito chavesiano, una especie de tripartito pero a la andaluza y con un toque mexicano, le resbalan las advertencias de un informe elaborado con esa palabra que desconocen los barandas que le rinden culto a San Telmo: rigor. El desprecio sale de los labios del intelectual Pizarro: “No nos sentimos aludidos por las reflexiones de la compañera-ministra; creo que no tiene mucha información de lo que hace la Junta”.

Le perdonan la vida y la reprobación del Parlamento porque es una compañera-ministra, lexía compleja que nos recuerda el tic de la izquierda cuando gobierna en dictaduras habaneras. Eso de anteponer el apelativo de compañera al cargo de ministra es más propio de la Cuba castrista que de la Andalucía que estará, si Dios quiere y Zarrías acierta, entre las veinte regiones más desarrolladas de Europa en unos años. La compañera-ministra se ha arrugado, ha inclinado la servil cerviz y ha enmendado la plana. Pero como no hay peor borrón que el de una rectificación a medias, Narbona lo ha mejorado diciendo que sus críticas iban dirigidas al periodo 1987-2000. Esto es lo malo de mantenerse tanto tiempo en el poder: ni los suyos recuerdan que Chaves ya gobernaba. “Cuando Narbona despertó, Chaves ya estaba allí”, que diría Monterroso.

Está visto y comprobado que ni siquiera una ministra puede criticar lo más mínimo al Intocable Chaves aunque se base en un riguroso informe científico. La evidencia respalda el contenido del sesudo documento: en Andalucía estamos perdiendo la virginidad urbanística del litoral, lo cual puede ser bueno o malo, pero es. O no, que diría el altavoz Pizarro. El portavoz del Intocable no pasa ni una. A todo el que señala un problema lo descalifica –o eso intenta, otra cosa es que lo consiga- espetándole en su cara que no conoce la realidad andaluza. Ahora que estamos en el trienio de Juan Ramón Jiménez, el inefable Pizarro debería acuñar un lema que protegiera a su señor de los ataques externos. Que coja el mandamiento juanramoniano y lo meta en el Estatuto. “No lo toquéis más, que asín es Manolo”.

martes, junio 20, 2006

Charnegofobia

Lo ha dicho Maragall, el Honorable. No se concibe que un andaluz de origen como Montilla pueda ser presidente de la Generalitat. Eso no pasa aún por la razón de estos presuntos y presuntuosos socialistas que están dinamitando, desde dentro, los grandes valores históricos de la izquierda. Los andaluces de nación, como escribía Cervantes para señalar el lugar de nacimiento de una persona, no tienen derecho a ser elegibles en las elecciones catalanas. Un derecho menos en la Cataluña asimétrica de Maragall. Una maragallada más que está pasando desapercibida para el régimen andaluz.

martes, junio 13, 2006

Libertad bajo fianza

En Andalucía vivimos en libertad... bajo fianza. Quien sea capaz de toserle a Chaves, alias el Bueno de Manolo para sus periodistas a sueldo, puede terminar como Francisco Rosell o como Javier Caraballo: con una querella y bajo una fianza que no le impusieron ni a Otegui, alias Príncipe de la Paz, cuando llamó al Rey el jefe de los torturadores.
La sociedad andaluza está dividiéndose peligrosamente en tres partes:
-Los que viven del régimen a tutiplén.
-Los que tienen la osadía de criticar la "mediocracia" de Chaves.
-Los que prefieren guardar silencio por lo que pueda pasarles.
Mientras, bienvenidos a la realidad nacional donde se vive en libertad... bajo fianza.

miércoles, junio 07, 2006

Todos con Arcadi

Han agredido a Arcadi Espada porque comete el pecado nefando para los nazis nacionalistas: pensar. Además, Arcadi es un tipo brillante, con un sentido del humor corrosivo al que no pueden decirle -aunque se lo digan- que es un facha.
Desde este bolg queremos dejar constancia de nuestro apoyo a los Ciutadans de Catalunya frente a los totalitarios que han sido amamantados -la mala leche siempre tiene un origen- por los ideólogos del odio.
La pregunta queda en el aire. ¿Qué está pasando en Cataluña?

viernes, junio 02, 2006

La izquierda aberchale

Antención: Batasuna no existe. Lo dijo Pepiño Blanco hace unos meses, y ahora lo refrenda ZP. Ya no habla el presidente de Batasuna, sino de la izquierda aberchale. Los eufemismos sirven para enmascarar la realidad. Así no se nombra la bicha. Sin embargo, y como bien ha dicho hoy Nicolás Redondo en la tertulia de Herrera, la izquierda aberchale incluye a ETA cuando habla de sí misma. O sea, que Bambi ha metido la pata hasta el corvejón.
Lo mejor de este proceso de negociación política y de negación moral es la actitud del ideólogo. Hemos pasado del "merecemos un Gobierno que no nos mienta" a una nueva máxima: no hay que hablar tanto en público. La transparencia quedó atrás. Ahora hay que conformarse con lo que decida en privado el Gobierno para no ser carca.