La nueva inquisición
En los actos del XXV aniversario del Parlamento de Andalucía se produjo una escena más del sainete que los cómicos y las cómicas de la corrección política montan cada vez que surge la más mínima oportunidad. Teatro, puro teatro. Cogieron al vuelo una frase de Manolo Sanlúcar mientras afinaba la guitarra. El guitarrista y compositor que ha hecho algo más que apretar botones en una bostezante sede parlamentaria comparó la delicadeza que requiere la guitarra con la que se dispensaba a las señoritas de antes. ¿Para qué se salió del guión previamente establecido? ¿Por qué osó meterse en el berenjenal de la nueva inquisición progre?
Hubo quien se levantó y se marchó con ese aire de dignidad impostada que se disimula cuando otro es el que pronuncia frases que sí son ofensivas. ¿Recuerdan? No fue hace mucho. Poco más de un mes. Mitin en Huelva, la orilla de las tres carabelas según el Machado proscrito por el nuevo régimen. La candidata socialista es una mujer atractiva: ca uno es ca uno, como decía el torero, y ca una es ca una, como salta a la vista. El mitinero le suelta un tejo en toda regla: “Tiene aspecto de tener un motor potente”. Las feministas de cuota se callan y continúa el espectáculo. Hasta que el orador se permite una bromita a cuenta de la violencia de género: “De vez en cuando hay alguna que le da caña al tema”. Si Manolo Sanlúcar hubiera dicho eso en el saloncillo multiusos del Parlamento, ¿por dónde habría tenido que escapar? Pero como en Huelva lo dijo san Felipe González, aquí paz y después risas y aplausos.
La nueva inquisición feministoide tiene su complemento en el fundamentalismo gay que practican los colegas de Colegas, valga la redundancia. Los teóricos defensores de los derechos de gays y lesbianas se dedican a promover encuestas para demostrar que la homofobia está presente en las aulas de la ESO. ¡Pobres alumnos! Ya han recibido la señal, el anatema, el juicio que no los librará de las llamas por mucho perdón que pidan. Las preguntas tenían la consabida trampa. ¿Te importaría que un hijo tuyo fuera homosexual? Esa cuestión la resolvieron en una tertulia nocturna los popes –y las popas o popesas, a elegir- de la progresía andaluza: no hace falta ni nombrarlos, están en la mente de todos, que de eso se encarga el aparato de propaganda del régimen chavesiano. Todos y todas estaban de acuerdo en que eso no sería deseable... por el bien de la criatura, ya que la sociedad no está madura todavía. El único gay que allí había salió perplejo, incrédulo, escandalizado. El desengaño le dura hasta hoy. Estos de Colegas son los mismos que se tragan los insultos homófobos cuando el que los lanza es un miembro del partido. ¿De qué partido va a ser? Por eso reciben suculentas subvenciones que les permiten vivir del presupuesto.
El fundamentalismo de la corrección política que nos invade es extremadamente peligroso. Como bien señala Muñoz Molina, sus apóstoles van de transgresores por la vida mientras se arriman al perol del poder. Manejan las dos barajas, el anverso y el reverso de la moneda con la que cambian favores por prebendas. Quien se oponga a estos desafueros será tildado automáticamente de carca, de facha, de reaccionario. Aunque sea un músico como Manolo Sanlúcar. Da lo mismo. Si lo dice san Felipe no hay problema, las feministoides del régimen callan y otorgan. ¿Homofobia? Depende de donde venga. Si el homófobo es del partido, silencio y a cobrar. Todo está perfectamente montado y engrasado. Los complejos agarrotan el libre pensamiento del personal. Es la nueva inquisición del siglo XXI. Sólo falta que nombren a Torquemada o Torquemado, que todo podría ser.
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