El perfecto idiota
Los autores del libro retratan con exactitud y con mucho humor a los dinosaurios de la izquierda latinoamericana que viven en el siglo XXI con una ideología más propia del XIX. Dividen a los izquierdistas en dos grupos: la izquierda vegetariana, por la que sienten simpatía, y la izquierda carnívora, a la que zahieren y detestan. La primera es moderada y liberal, ha comprendido las ventajas del mercado libre y es capaz de presentarse a unas elecciones libres para ganarlas o para perderlas. La segunda es una mera dictadura, una forma renovada de fascismo o de comunismo, que a fin de cuentas es lo mismo cuando de pisotear las libertades se trata. La izquierda carnívora tiene sus baluartes en el patriarca Castro, en el payaso Chávez, en el ladino Kirchner, en el demagogo Correa, en el tramposo López Obrador, en el surrealismo de Hullanta Omala o en el indigenismo textil de Evo Morales.
En Andalucía nos gobierna una tercera vía que no es la carnívora ni la vegetariana, sino una izquierda distinta que se distancia de las dos y que ha conseguido situarse en un puesto de privilegio que deberían seguir sus correligionarios del resto del mundo: la izquierda marisquera. No hay más que ver a los sociatas chavesianos ante una fuente de cigalas. Son como la langosta: una plaga que ocupa todos los resortes de la Administración hasta conseguir que la gente confunda al partido con el gobierno, a éste con el parlamento, al poder legislativo con los ayuntamientos, y a estos últimos con la red clientelar de empresas públicas que hunden sus tentáculos en la empresa privada: la Junta es la mayor contratista de Andalucía, y eso se nota al final, cuando hay que pagar la cuenta de la mariscada autonómica y ese Chaves con ese se saca la billonaria cartera para apoquinar los acuerdos de concertación al ajillo. Todos están en el ajo, y el que se mueve no moja en el plato presupuestario.
La izquierda marisquera andaluza simpatiza, de lejos, con los regímenes dictatoriales que encarnan las utopías que profesaban estos adictos al langostino de válvula cuando eran jóvenes. En realidad les gustaría sentirse más cómodos en el sillón y no tener que aguantar a los líderes de la oposición que los denuncian cuando hacen trampas con la báscula o cuando nos dan camarón por bogavante. Son totalitarios de vocación. A Chaves le fascinó la figura de Castro cuando lo recibió en audiencia. En Estados Unidos, un profesor universitario le echó en cara a Ahmadineyad sus métodos. En Andalucía, otro profesor universitario se encarga de echarla la culpa de la falta de libertad de prensa... ¡a la misma prensa! Es el presidente de ese Consejo Audiovisual que no denunciará jamás que Canal Sur está creando al perfecto idiota. Vázquez Medel se ha convertido, así, en un colaboracionista más de esta izquierda marisquera que se ha situado por encima de la carnívora y de la vegetariana. Y se traga lo que haga falta con tal de chuparse los dedos.