jueves, septiembre 27, 2007

El perfecto idiota

El regreso del idiota es el libro que han escrito Plinio Apuleyo Mendoza, Carlos Alberto Montaner y Álvaro Vargas Llosa como continuación de aquel Manual del perfecto idiota que publicaron hacia una década. Desde entonces ha llovido mucho a pesar del cambio climático que pregonan los oráculos de la progresía ecologista, pero hay cosas que siguen exactamente igual: Castro en Cuba y Chaves en San Telmo, por poner dos ejemplos. Ya sabemos que nuestro presidente siente fascinación por el dictador cubano que encarcela a los disidentes y que no ha convocado ni una sola elección en el país que gobierna como si fuera un cuartel. Cada uno se siente fascinado por el modelo al que le gustaría parecerse. Lo que no nos cuadra es ese regusto por la permanencia en un sillón cuando no se hace otra cosa que vegetar y continuar aferrado a la inercia que siempre lleva consigo el paso del tiempo.

Los autores del libro retratan con exactitud y con mucho humor a los dinosaurios de la izquierda latinoamericana que viven en el siglo XXI con una ideología más propia del XIX. Dividen a los izquierdistas en dos grupos: la izquierda vegetariana, por la que sienten simpatía, y la izquierda carnívora, a la que zahieren y detestan. La primera es moderada y liberal, ha comprendido las ventajas del mercado libre y es capaz de presentarse a unas elecciones libres para ganarlas o para perderlas. La segunda es una mera dictadura, una forma renovada de fascismo o de comunismo, que a fin de cuentas es lo mismo cuando de pisotear las libertades se trata. La izquierda carnívora tiene sus baluartes en el patriarca Castro, en el payaso Chávez, en el ladino Kirchner, en el demagogo Correa, en el tramposo López Obrador, en el surrealismo de Hullanta Omala o en el indigenismo textil de Evo Morales.

En Andalucía nos gobierna una tercera vía que no es la carnívora ni la vegetariana, sino una izquierda distinta que se distancia de las dos y que ha conseguido situarse en un puesto de privilegio que deberían seguir sus correligionarios del resto del mundo: la izquierda marisquera. No hay más que ver a los sociatas chavesianos ante una fuente de cigalas. Son como la langosta: una plaga que ocupa todos los resortes de la Administración hasta conseguir que la gente confunda al partido con el gobierno, a éste con el parlamento, al poder legislativo con los ayuntamientos, y a estos últimos con la red clientelar de empresas públicas que hunden sus tentáculos en la empresa privada: la Junta es la mayor contratista de Andalucía, y eso se nota al final, cuando hay que pagar la cuenta de la mariscada autonómica y ese Chaves con ese se saca la billonaria cartera para apoquinar los acuerdos de concertación al ajillo. Todos están en el ajo, y el que se mueve no moja en el plato presupuestario.

La izquierda marisquera andaluza simpatiza, de lejos, con los regímenes dictatoriales que encarnan las utopías que profesaban estos adictos al langostino de válvula cuando eran jóvenes. En realidad les gustaría sentirse más cómodos en el sillón y no tener que aguantar a los líderes de la oposición que los denuncian cuando hacen trampas con la báscula o cuando nos dan camarón por bogavante. Son totalitarios de vocación. A Chaves le fascinó la figura de Castro cuando lo recibió en audiencia. En Estados Unidos, un profesor universitario le echó en cara a Ahmadineyad sus métodos. En Andalucía, otro profesor universitario se encarga de echarla la culpa de la falta de libertad de prensa... ¡a la misma prensa! Es el presidente de ese Consejo Audiovisual que no denunciará jamás que Canal Sur está creando al perfecto idiota. Vázquez Medel se ha convertido, así, en un colaboracionista más de esta izquierda marisquera que se ha situado por encima de la carnívora y de la vegetariana. Y se traga lo que haga falta con tal de chuparse los dedos.

miércoles, septiembre 26, 2007

El Pocero andaluz

“Electoralismo es hacer promesas que no se cumplen”. Palabra de Chaves. Te alabamos, Manolo. Esto es para miccionar y no echar gota. Que le preparen un sillón en la Real Academia al presidente de la Junta de Andalucía, un sillón que ocupará en cuanto deje su cargo después de haberse llevado veinte años en la poltrona. La RAE debería editar las obras completas de nuestro Donmanuel junto con los hallazgos del otro Donmanué. Sería algo así como un nuevo pacto del Betis con Chaves y Lopera como aliados. De la ‘asandía’ loperiana, a la coalición (sic) de buques en el Estrecho de Gibraltar, o al tiro por la cuneta que no lo mejoran ni las greguerías de Ramón.

Si electoralismo es hacer promesas que no se cumplen, ¿quién puede presumir de electoralista más que el prometedor Chaves? El presidente andaluz promete aunque no pueda prometer lo prometido, que Canal Sur se encargará de entretener a las amas de casa con ese estilo ‘chavacano’, con uve de Chaves, para que no le recuerden sus promesas de sueldos al estilo Nescafé o de vacaciones gratuitas. De todo lo que perpetra el régimen andaluz, nada tan sangrante como esa fórmula chabacana que deriva en ‘chavacana’ y que sume a las mujeres que más necesitan la cultura en consumidoras de basura en ‘tapergüé’. De La Barraca de Lorca, a las burracas que se pasean por la pasarela mediática andaluza mientras las feministas del régimen asienten y callan.

El electoralismo, a todo esto, no consiste en prometer lo que se sabe de antemano que no se va a cumplir. Eso es engañar, estafar y mentir. Que cada uno aguante su vela o su cirio pascual, porque el régimen ha terminado con la cera que arde en la propaganda institucional y que les apoquinamos entre todos con nuestros impuestos. El electoralismo se produce cuando se emplean los recursos del poder en una eficaz campaña propagandística cuyo único objetivo es obtener el rédito del voto. En eso se distingue la democracia del caciquismo. A ver si nos vamos enterando.

Lo que sucede en Andalucía es que el régimen no practica ni siquiera el electoralismo, pues incumple sus promesas con una habilidad pasmosa. Si los vascos presumen de RH negativo, los andaluces podemos tirarnos el farol de poseer los mejores índices de amnesia política. Las obras públicas se dilatan en el tiempo sin que nadie le reclame nada al poder. Las ciudades de la Justicia se levantan o no, que eso es lo de menos. ¿El metro? Eso se queda para los fachas de la Comunidad de Madrid que construyen 90 kilómetros en tres años mientras nosotros seguimos con la línea 1 de Sevilla abierta en canal desde el siglo pasado: se inició, por si alguien no lo recuerda, en 1999.

Y ahora viene el bueno de Manolo con su promesa de construir miles de viviendas como si fuera el Pocero andaluz. Viviendas para todos y para todas mientras crece la desconfianza hacia los andaluces allende nuestras autonómicas fronteras. ¿Cómo es posible que reclamemos una deuda histórica en Madrid mientras aquí se atan los perros con caña de lomo y se prometen vacaciones para las amas de casa y viviendas sin ahogos hipotecarios? No es Carod Rovira todo lo que separa. Mucho ojo con lo que se pide por un lado y con lo que se ofrece por el otro. A ver si nos vamos a comer la gallina con los huevos de oro de la solidaridad dentro.

Habrá que explicarles a catalanes y madrileños que las viviendas del Pocero andaluz no son más que puro electoralismo. Y si les queda alguna duda, les recitamos como un mantra chavesiano la definición de electoralismo que nuestro Pocero virtual ha acuñado con su maestría léxica: “electoralismo es hacer promesas que no se cumplen”. Cambien la palabra promesas por el vocablo viviendas y comprobarán que Pocero sólo hay uno y trabaja en Seseña.

domingo, septiembre 23, 2007

La santa sede

Decíamos ayer, que en esta vanidosa feria de las vanidades fue el domingo pasado, que Sevilla es la Nova Roma, la heredera directa de la ciudad imperial y barroca. Si entonces hablábamos del coliseo loperiano que el ditero del Fontanal –no confundir con la Fontana de Trevi- va a construirse con el dinero de la recalificación que el Ayuntamiento de progreso le ha puesto en bandeja, hoy no tenemos más remedio que hablar de la santa sede con minúsculas laicas que el PSOE hispalense está levantando, y nunca mejor dicho lo de levantando, cabe la Puerta Carmona. Inciso muy sevillano: aquí siempre se dijo Puerta Carmona, sin preposición.

La santa sede se elevará sobre su propia planta como se alzó la magnificente –rancio vocablo- cúpula de Miguel Ángel en la Basílica de San Pedro. Que para eso Sevilla es como Roma, y alberga en su seno un Estado independiente, una república de Ikea que se monta y se desmonta sus propios edificios, que por algo son los nuevos amos de la ciudad. El Estado Vaticano al sevillano modo tiene su papa y todo, un papa vitalicio con despacho en el palacio que acogió al seminario. No es Benedicto, sino el bueno de Manolo. Una mezcla de Pío XII y de Juan XXIII pasado por Pablo VI y por Los Pajaritos: ya que estamos con las barriadas, sigamos el camino que nos trazó en vida el filósofo Silvio.

El bueno o benedicto de Manolo, papa de San Telmo en esta ciudad de papafritas, sabe que su Estado Chavesiano tiene bula. Y gula, ese pecado que ejercen los clérigos de su laica congregación en los reservados de los mejores restaurantes de la ciudad según el método ideado por el cardenal Paganini: el que visa no es pagador. El Estado Chavesiano se basa en esa versión del sermón de la montaña donde se escriben las tablas de la ley urbanística: del Monte Sinaí, al Monte Seirín. El partido único, que en Sevilla es el único partido que todo lo gobierna, adora al becerro de oro del urbanismo aunque luego vaya pregonando lo contrario. El pelotazo que han dado en la santa sede de la Puerta Carmona es la señal inequívoca de que están por encima del bien y del PGOU.

A todo esto, al cardenal Monteseirín le ha salido un monaguillo de lujo, un acólito turiferario que va echando incienso por la pipa que antes exhalaba el humo del tabaco. Con su incensario en forma de cachimba, el otrora reivindicativo Rodrigo Torrijos se ha convertido en el Múo de San Francisco, versión laicista del Múo de Santa Ana que lleva en Semana Santa la cruz parroquial, vulgo manguilla. Torrijos prefiere llevar la cruz del mangazo ajeno con sus ciriales de guardia: Lolo Silva, que tiene pinta de monago posconciliar, y Jon Ander Sánchez, ese sacristán con hechuras de canónigo que guarda en la sacristía de IU las esencias del comunismo rancio.

El párroco Viera va diciendo por ahí que el partido, esa iglesia sin Dios y con minúscula, ha tenido suerte con la recalificación. Como la fe mueve montes, montañas y ‘monteseirines’, seguro que hay gente que se lo cree y todo. Aquí la fe no consiste en creer en lo que no se ve, sino en mirar a otro lado para no creerse lo que ha ocurrido en la Vía de la Recalificazione que llega hasta la santa sede de estos poceros hispalenses, de estos recalificadores en casa propia. El pocero de Seseña empezó cavando y los ‘psoeros’ ya están levantando azoteas y multiplicando, gracias al sermón del Monte Seirín, los panes y los peces de un urbanismo que no está bajo sospecha: más descarado no puede ser.

Cuando hagan el sótano es posible que salgan los muertos que reposan en lo que fue antaño el convento de San Agustín. El doctor de la Iglesia dejó una máxima que resumía la moral cristiana en una frase: “Ama y haz lo que quieras”. Los tiempos han cambiado, y en la santa sede que ocupa parte de lo que fue convento se repite sin cesar la jaculatoria: “Recalifica y haz lo que quieras”. Recalifica tu santa sede, emite facturas falsas, mete dinero negro en bolsas de plástico, coloca a los tuyos en puestos de libre designación, inventa cargos para darle un sueldo al que te mantiene en la estructura interna del partido... No hace falta que cumplas tu palabra: ni metro, ni Ciudad de la Justicia ni nada de nada. Haz lo que quieras: eso es todo.

Saben que pueden perpetrar lo que les dé la gana, que para eso el pueblo los vota y los seguirá votando pase lo que pase. Ahí está el secreto de lo que sucede en la Nova Roma que acoge al Estado Chavesiano y chabacano que gobierna el recalificador Monteseirín bajo el papado del bueno o benedicto de Manolo, el papa ideal para la ciudad de los papafritas.

pacorobles63@gmail.com


Crujíos y crujías

Chavesiano y chabacano. El Ayuntamiento de Sevilla no ha tenido más remedio que meter en cintura a su propio partido. Las obras en la santa sede del PSOE se han paralizado porque han incumplido la ley. ¿Cómo puede exigir un partido que los ciudadanos paguen sus impuestos si ellos mismos incumplen las normas que dictan? En un país medianamente democrático estarían rodando cabezas. Aquí no se mueve nadie. Chaves ya dictó su sentencia absolutoria: todo se está haciendo conforme a la ley. Mentira cochina. Este papa de los papafritas no dice la verdad ni cuando se equivoca. Lo chavesiano y lo chabacano son la misma cosa. Estamos hartos de que manejen la ciudad como si fuera su cortijo, pero eso es lo de menos. Mientras el pueblo tenga pan, cerveza y fútbol, los cimientos del poder se mantendrán intactos. Han derribado una crujía de forma ilegal pero el pueblo no les meterá un crujío en las urnas.

viernes, septiembre 21, 2007

La casa de Manolo

En tu casa, Manolo. Quedamos mejor en tu casa sevillana, en la sede del partido que vais a dejar de dulce cuando la terminéis, en esa antigua casa de 1906 que dejará de ser una muestra de la rancia arquitectura modernista para convertirse en una demostración de la posmodernidad chavesiana. El lunes nos hacías, compañero presidente o presidente compañero, en tu artículo de El País la pregunta que dirigían los buitres ligones y leonados a la pieza propicia antes de llevarla al huerto o al SIMCA: ¿en tu casa o en la mía? La respuesta es obvia, buen hombre: siempre en la tuya.

Tu casa sevillana dejará de tener dos plantas para convertirse en un inmueble de seis. Es la multiplicación de los planes y los peces, que también se llama. Se multiplican los planes generales, los estratégicos, los de protección al patrimonio arquitectónico, pero en realidad la multiplicación que funciona es la que hacéis en el partido con la calculadora que os dieron de regalo cuando comprasteis la cafetera de Juan Guerra. Se trata de multiplicar los pisos, las plantas, los metros cuadrados que en esa zona de Sevilla son de oro puro. De momento habéis conseguido que la finca multiplique su valor por diez. El mil por cien, que también se llama. Y eso tiene mérito, Manolo, mucho mérito.

Nos tomaremos esto a guasa, le aplicaremos el ungüento de la ironía para no llamar a las cosas por su nombre, que tú bien sabes que el Diablo Cojuelo entró en Sevilla por la Puerta de Carmona y pasó por el lugar donde hoy tenéis vuestra casa del partido. Ese pícaro levantaba por las noches los tejados de Madrid para enseñarnos lo que se cocía en la intimidad de los hogares, para destapar la costra de hipocresía que envolvía a la España imperial. Ahora podría hacer lo mismo y alzar el velo de los tejados que vosotros, los que os llamáis socialistas, estáis levantando en vuestra propia sede para crecer hacia arriba, para multiplicar vuestro patrimonio gracias a la especulación que luego denunciáis como si no fuerais los primeros a la hora de practicarla.

Habéis dado un pelotazo, Manolo, y tu propio peón de confianza -¿o ya no confías tanto en él como entonces, cuando te sirvió para descabalgar a Caballos?- lo ha dejado claro. “Hemos hecho una buena inversión y hemos tenido suerte”, afirma Viera sin cortarse un pelo. ¿Suerte? ¿Desde cuándo se llama suerte al manejo del urbanismo en beneficio propio? ¿Qué estaría bramando tu fiel Pizarro, ese altavoz que te ha salido mejor que los que se vendían en tu Ceuta natal, si esto lo hubiera hecho la derechona? Utilizáis las instituciones en beneficio del partido, y a eso no hay quien os gane, Manolo. Engrasáis la maquinaria electoral con los préstamos que conseguís como sea: recalificáis la casa del partido y luego pedís el préstamo para la campaña electoral. Así, cualquiera. Hasta Monteseirín es capaz de hacerlo, Manolo, y mira que no es precisamente una lumbrera.

¿En tu casa o en la mía? En la tuya siempre, Manolo, en la tuya. A no ser que uno vaya de honrado por la vida. En ese caso tendremos que quedarnos en nuestras casas, en las que pagamos a golpe de hipoteca sin que nadie nos las recalifique por la cara. La vida es así, Manolo. No puedes ir de honrado y de especulador al mismo tiempo. La tortilla de la foto ha caducado. El bueno de Manolo es una caricatura que te hizo Felipe y que ya está más que borrada por el tiempo... y por el lápiz del urbanismo que manejáis a vuestro antojo. En vuestra casa hay tanto sitio que ya se han metido los de Izquierda Unida. Ahí tienes al comunistoide Rodrigo Torrijos guardando silencio y colocando a los suyos. Si Anguita levantara la cabeza... O la voz. Pero tú no te preocupes, Manolo. La casa es tuya. Y Andalucía, tu cortijo. Y a ver si la próxima vez que el Diablo Cojuelo pase por la Puerta de Carmona lo invitáis para que se sienta, ése sí, como en su propia casa.

martes, septiembre 18, 2007

Fracaso escolar

“El que murió su padre y le cantó unas coplas, / aquel que herido en Niza palmó de una pedrada, / una que levitaba, / el que empezó en la cárcel su novela, / quien tuvo muchos dramas, muchos hijos y amantes, / el que insultó a la reina, / el de las golondrinas, / aquel homosexual fusilado en Granada, / el pastor que murió enfermo en prisión. / Se notaba que a todos les gustaba escribir, / les iba el rollo ese de la poesía”. Este poema de desahogo se titula “Conocimientos del alumno al final del curso”, y lo ha escrito Diego Reche, profesor de Lengua y Literatura, almeriense comprometido con la enseñanza pública hasta el extremo de organizar una serie de actividades literarias que jamás olieron los desertores de la tiza que hunden sus respectivos traseros en los escaños del poder.

Diego Reche sí tiene autoridad moral e intelectual para describir el fracaso de un sistema educativo que hace aguas. El presidente de la Junta ya lo reconoce, desmintiendo a su cínica y cándida consejera, la misma que hasta hace dos días acusaba a los que denunciaban lo mismo que reconoce su jefe de gabinete. ¿Se atreverá a decir doña Cándida Martínez que Chaves criminaliza o demoniza a la juventud andaluza? Que tome nota del poema del profesor Reche y que no se salga por la tangente. Y de camino, ya que le coge cerca, que deje de decir “vintitrés”, que eso es un vulgarismo inaceptable en una sede parlamentaria. ¿O es que su didáctica del buen rollito le permite perpetrar semejante atentado al idioma? A lo mejor resulta que los diptongos son fachas y carcas...

Ante el fracaso escolar que ya ha reconocido hasta el mismo Chaves, el propio presidente de la Junta esgrime un curioso argumento: estamos pagando tantos años de analfabetismo, de falta de plazas escolares, de retraso educativo... Eso no se lo cree el bueno de Manolo ni harto de eslóganes modernizadores. ¿Cómo es posible que el mismo tendero nos venda, y a la misma vez como diría el mimado Lopera, que Andalucía está a la vanguardia de las nuevas tecnologías mientras reconoce el fracaso escolar de una generación que está pagando ahora el retraso de sus abuelos? Porque los padres de los alumnos de hoy, no lo olvidemos, cursamos la EGB sin problema alguno, y aunque no fuéramos a selectos colegios privados como la mayoría de los sociatas que ocupan el poder sabemos distinguir perfectamente entre una colisión y una coalición, términos que el presidente de la Junta confunde como si fueran la misma palabra.

Chaves puede salirse por la tangente del pasado sin pudor alguno, pero ha de asumir que el fracaso escolar tiene nombre y apellidos, logsianos irresponsables que siguen al mando de la Consejería de Educación. Los abuelos de los niñatos que desprecian la educación gratuita y que impiden el desarrollo de las clases no tienen la culpa de nada. Es más: respetaron a los maestros durante el poco tiempo que estuvieron en la escuela, y aprovecharon lo poco que aprendieron para salir adelante y para buscarles a sus hijos un futuro mejor que el suyo. Al cabo del tiempo comprueban, en sus propios nietos, que todo se ha ido al garete, que la educación brilla por su ausencia, que se ha perdido un respeto que para ellos era reverencial. ¿Y encima va a venir ahora el responsable de este fracaso para echarles el muerto de la Logse encima?

El profesorado andaluz debe levantar la voz de una vez. No puede seguir sometido a los dictados de esta dictadura pedagógica de la corrección política, de la congregación logsiana para la doctrina de la ESO. Que se lea Chaves el poema del profesor Reche. Que se lo pase a su cándida y cínica consejera. Y que se dejen de cuentos y pamplinas: la educación, como el futuro, nunca puede esperar.
pacorobles63@gmail.com

lunes, septiembre 17, 2007

El coliseo loperiano

Un paseo por Roma nos devuelve lo mejor y lo peor de la ciudad que se define, entre sus mil y un títulos oficiales y oficiosos, como la Nova Roma. Da igual que hayan cerrado la cafetería que llevaba ese nombre y que acogía en sus tardes de merienda y tertulia a las señoras que sobrellevaban la crisis de Los Remedios con la fingida dignidad que dan las joyas de la abuela y la permanente rociada con violetas imperiales. Sevilla es la Nova Roma y la Jerusalén de occidente, el Ámsterdam de los porros que promueven sus dirigentes más progres, el San Francisco trufado de tranvías, El Cairo con pinta de hormiguero caótico, la Marrakech que atardece con el sol enredado en el laberinto del zoco. Sevilla es todo eso y mucho más. Y a veces es, incluso, ella misma.

Un paseo por el atardecer romano de septiembre, con el otoño anunciándose en la brisa fresca que llega desde el Tíber, nos descubre uno de los resortes que manejan los políticos de la vieja Híspalis para mantenerse en el poder. Desde la Domus Aurea que lleva en su leyenda el incendio que provocó Nerón se contempla el Coliseo que levantara Vespasiano en el año 72 y que Tito terminara ocho años después. Los romanos del siglo I tardaban en erigir un edificio para 50.000 personas lo mismo que tardamos nosotros, en el siglo XXI, para restaurar los azulejos de la Plaza de España. El coloso Coliseo se alza al final de los foros imperiales como un monumento al lema que seguían fielmente los emperadores de Roma: pan y circo.

La entrada al anfiteatro era gratuita. El emperador se encargaba personalmente de que no faltara de nada en la arena: ni gladiadores dispuestos a dejarse la vida, ni leones con más hambre que un concejal delante de una fuente de langostinos. Todo por el pueblo que adoraba a los gobernantes que le ofrecían esos espectáculos que saciaban su sed de entretenimiento y diversión. De aquel pan y aquel circo, a esta ciudad de pagas y fútbol. El poder reparte paguitas y subvenciones para que el personal pueda llenar el carrito de la compra, y hace lo que sea preciso para que el fútbol, esa versión contemporánea del circo romano, no falte nunca.

Mirando la magnificencia del Coliseo de Roma se entiende que el Ayuntamiento de Sevilla le haya puesto al dueño del Betis una recalificación en bandeja para que el emperador Loperae pueda seguir ofreciendo tardes de gloria o de manqueperdismo a su centenaria afición. El Betis cumple un siglo, cifra que es una insignificancia si la comparamos con las diecinueve centurias largas que el Coliseo lleva en pie. Nada hay nuevo bajo el sol de Heliópolis, que por algo es la ciudad del astro rey. El Ayuntamiento de los pobres, de los progres, de la ciudad de las personas prefiere los mastodónticos edificios que se levantarán junto al coliseo de Donmanuelensis Diterus Loperae antes que los delicados hotelitos de la Exposición del 29.

Todo sea por el fútbol y por sus dirigentes. Aunque en ese todo esté incluida la vergüenza ajena que nos producen las muestras de admiración hacia los presidentes del
Sevilla y el Betis por el apretón de manos que se dieron la noche del centenario verdolaga. La ciudad está perdiendo los papeles a unos pasos agigantados. ¿Por qué hemos de alabar a Del Nido y a Lopera? ¿Acaso no han hecho algo que entra dentro de la normalidad y de las buenas maneras? Los mismos que callaron cuando estos dos empresarios del circo futbolero calentaron a sus aficiones hasta llegar al extremo de la violencia, se ponen ahora en primera fila de baboseo para enaltecerlos.

Los políticos, a todo esto, se apuntan al carro y a la cuadriga. Si el culto Emilio Carrillo –el apellido ayuda- se entrega en brazos del beticismo balompédico, ¿qué podemos esperar del resto de la cuadrilla? ¿Y Torrijos? ¿Dónde dejamos al demagogo mayor de la ciudad, si él mismo se encarga de dar codazos para situarse en primera línea de foto con los que eran, hasta que IU llegó al poder, los máximos exponentes del facherío sevillano? Los cambios de chaqueta se han convertido en un intercambio de camisetas. Torrijos y Del Nido juntos y revueltos, con el emperador Loperae recalificando los terrenos aledaños al coliseo que lleva su nombre aunque el terreno sea del Ayuntamiento que tantas facilidades les da a los que más tienen.

Nihil novum sub sole. Nada nuevo bajo el sol que trae el calor del membrillo. El poder de la ciudad entrega la cuchara y los terrenos a los mismos que se niegan a darle uso a ese coliseo con pinta de mausoleo que es el estadio presuntamente olímpico. Para enterrarlo del todo, nada mejor que ponerle el nombre de un deportista muerto. Sic transit Lopera mundi...

Semifredo de Monteseirín

El paseo por Roma nos lleva a la cremería Monteforte. La especialidad de la casa es el semifredo de zabaglione. Del semifredo en Monteforte, al semifredo Monteseirín, ese semialcalde que se entregó en brazos del PA y que ahora hace lo propio con los poderes fácticos de la ciudad. Decir lo contrario de lo que se hace tiene réditos electorales, y eso lo sabe muy bien el Semifredo hispalense. O su media naranja, ese Torrijos que podría darle nombre a una pastelería que cumpliera los cánones de la Sevilla más propia. Torrijos le sirve torrijas recalificadas en la miel del dinero al emperador Loperae para que no se moleste el padre putativo de las criaturitas verdiblancas. Nunca se hicieron las cosas con tanto descaro. Pan, circo, fútbol, torrijas y semifredos. El pueblo puede divertirse tranquilamente, que nunca les faltará de nada en esta ciudad gobernada en comandita por los que jamás se atreverán a volar sobre el cuco Del Nido.

jueves, septiembre 13, 2007

El pisito

El próximo año se cumplen las bodas de oro de “El pisito”, el primer medio siglo de la película que le escribió Rafael Azcona a Marco Ferreri. Una joven pareja compuesta por Rodolfo (José Luis López Vázquez) y Petrita (Mary Carrillo) no puede casarse porque no tienen piso. Para remediar la situación, el novio contrae nupcias con doña Martina, una anciana a la que da vida Concha López Silva, con la esperanza de que la vieja palme pronto y el novio pueda heredar el pisito. Pero hete aquí que la provecta novia –que no la novia probeta- se viene arriba con el matrimonio y dura más que un martillo metido en manteca o que Chaves en San Telmo: la pareja se hunde en una depresión que pone fin al humor negro que destila la película.

Han pasado casi cincuenta años y en Andalucía seguimos como entonces. El novio Rodolfo es, ahora, Gaspar Zarrías: el parecido con López Vázquez siempre ayuda en esto del histrionismo. El novio Gaspar seduce a la Andalucía joven con la promesa de pisitos que remediarán su falta de techo para crear un nido de amor en el que criar a sus criaturitas: la cursilería viene muy bien en estos casos. Y al igual que el protagonista de “El pisito” se casa con doña Martina, personaje interpretado por Concha López Silva, nuestro López Vázquez se echa en brazos de otra Concha, de apellidos Gutiérrez del Castillo, y de profesión su Consejería de Obras Públicas.

A Concha Gutiérrez sólo la creen los que desconocen sus flagrantes incumplimientos de promesas: líneas de metro que no se inauguran en la fecha prevista y que nadie sabe cuándo entrarán en funcionamiento o ciudades de la Justicia mil veces presentadas y nunca iniciadas. Con esos avales viene doña Concha para que le compremos su promesa de pisitos para todos y para todas. Además, ¿desde cuándo se lanzan las promesas electorales desde el Gobierno? ¿Esa tarea no estaba reservada para los partidos políticos en las democracias parlamentarias? En este “PRIsito” al mexicano modo que se han montado los barandas y las barandillas del régimen andaluz se confunde el partido con el Gobierno hasta unos límites que harían temblar los cimientos de la comunidad autónoma: pero como los pisitos no están ni siquiera pintados en el plano, los cimientos no tiemblan por mucho que se meneen los fundamentos del sistema parlamentario.

Doña Concha pretende que nos creamos algo que no está ni siquiera en el aire. Borradores van y borradores vienen como aquella vaga promesa de los sueldos y las vacaciones a las amas de casa, o las habitaciones individuales de hospital. Y ahora viene la mayor: en el hipotético e hipotecado caso de que se cumpliera lo que prometen, ¿qué debería agradecerle el pueblo soberano a este nuevo Utrera Molina que se apellida Chaves González? ¿Acaso no pagaría el personal su pisito con el tercio de su sueldo? ¿A qué viene entonces ese tufillo a proteccionismo postfranquista que exhala la propaganda oficial de la Junta?

Un tercio del sueldo para el pisito y otro tercio para los impuestos directos, los indirectos, los de penalti, las tasas, los ibis, los arbitrios, los sellitos del coche y demás parafernalia impositiva que permite mantener el paquidérmico aparato autonómico. Gracias a la propuesta del pisito terciado, los andaluces y las andaluzas podrán vivir con un tercio de su sueldo tan ricamente. ¡Y encima deberán agradecerle a su presidente un plan de vivienda que los hipotecará como hasta ahora se ha hecho!

La feria electoral ha comenzado seis meses antes del día D. El régimen ha montado la tómbola que cambia papeletas de voto por promesas. La voz de Gaspar Zarrías, nuestro López Vázquez regional, anuncia el premio gordo al estilo de los feriantes antiguos. Megáfono en mano, que para eso controla los medios, el novio de la Andalucía joven entona con voz de prestidigitador ferial: “¡Qué alegría, que alboroto, otro pisito piloto!”
pacorobles63@gmail.com

jueves, septiembre 06, 2007

De Chaves a Pepu

Fiel a su estilo, el presidente Chaves visitó a los jugadores de la selección nacional de baloncesto que se preparan para iniciar el Eurobasket en Sevilla. La capital de Andalucía es el lugar ideal para los que buscan palmas, jaleo, animación, banderas al viento y forofismo sin límite. Sevilla es la ciudad perfecta para acoger una boda real o un acontecimiento deportivo. De los funerales populares no hablamos por respeto al finado: a la vista está lo que ha sucedido y no hacen falta comentarios.

Decimos que Chaves ha visitado a los baloncestistas españoles siguiendo su peculiar estilo porque una vez más se cumple la máxima del político profesional: arrímate a los éxitos y aléjate de los problemas. El presidente de la Junta prefiere la cancha de baloncesto al Campo de Gibraltar, el basket al New Flame, la foto con Gasol antes que el gasoil que podría derramarse por la costa andaluza. Así ha sido siempre y ahora no va a cambiar. Si gobernara el PP en Madrid, otro gallo cantaría. El todopoderoso aparato político, logístico y mediático del régimen volvería a ponerse en marcha para la operación ACB, que no son las siglas de la liga española de baloncesto, sino las del dispositivo que se monta en estos casos: autobús, consigna y bocadillo. ¿O no fue eso lo que hicieron cuando el Tireless?

La foto de Chaves con Gasol nos deja pensativos. ¿Por qué ganó España el Mundial de Baloncesto y Andalucía sigue a la cola del Campeonato Europeo de Regiones? La respuesta está en la foto. La selección española está liderada por Pau Gasol, un tipo que ha dejado atrás el mamoneo nacionalista que pretende fragmentar el deporte español en seleccioncillas regionales. Además, Gasol no está ahí por su fuerza en el organigrama de la Federación Española de Baloncesto, ni por sus contactos con el aparato de la selección, ni por amistad con el seleccionador Pepu Hernández, ni por una carrera deportiva que se haya fraguado en la sombra donde se cuece el poder federativo. Gasol está en la foto por una sencilla razón: porque es el mejor.

La diferencia entre Chaves y Pepu Hernández estriba precisamente ahí. El primero elige para sus consejillos de gobierno a los mediocres que tienen fuerza en el aparato del partido, a los políticos profesionales que no han hecho nada en la vida, a los que cumplen su taxonomía de cuotas, sensibilidades internas, paridad de género, procedencia provincial y demás zarandajas. En otra palabra: no son los mejores, sino los que mejor se adaptan a su visión ultraconservadora y alicorta del poder. En cambio, el entusiasta Pepu se dedica a buscar a los mejores tiradores, a los que manejan adecuadamente los tiempos del partido, a los que añaden brillantez y creatividad en ataque a la férrea disciplina defensiva.

¿Se imagina a Pepu Hernández confeccionando una selección por cuotas autonómicas? ¿Sería capaz de dejar fuera a la bomba Navarro para que un extremeño o un murciano pudiera ocupar su plaza? ¿Marc Gasol entraría en el equipo simplemente por ser hermano de Pau, como sucede en esta Andalucía de sobrinazgos? ¿Garbajosa tendría que acreditar su fidelidad a Pepu como hacen los alcaldes socialistas que reciben los mejores balones de oxígeno del base Zarrías mientras los peperos, los andalucistas o los de IU se quedan sin tirar una sola vez a la canasta de las inversiones públicas?

Las comparaciones son tan odiosas como ciertas. Pepu Hernández ha conseguido que los españoles que juegan en la NBA se comprometan con la selección hasta el límite de jugar al borde de la lesión. Chaves no ha nombrado jamás a un personaje brillante de la sociedad civil andaluza como consejero de su gobierno de mediocres. Es posible que a estas alturas, y visto lo que se sienta en San Telmo, el llamado a filas le respondiera que no. Y entonces al presidente le saldría, como él dice, el tiro libre por la cuneta.

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